El malestar francés
Christian Estrosi, presidente de la región Provenza-Alpes-Costa Azul
Entrevista a Christian Estrosi, el presidente de Provenza-AlpesCosta Azul, la quinta región más próspera de Francia, que advierte del riesgo de fractura que existe en su país.
Próximo al expresidente Nicolas Sarkozy, Christian Estrosi es el presidente de Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA), la quinta región más próspera de Francia, séptima en población (cinco millones), con centro en Marsella. Estrosi venció allí en diciembre del 2015 gracias a la activación del llamado “frente republicano”: la retirada en la segunda vuelta del candidato socialista que sumó su voto y permitió batir in extremis a la candidata del Frente Nacional, Marión Maréchal-Le Pen, que obtuvo el mayor voto registrado nunca por la ultraderecha en Francia: un 45,2%.
Estrosi nació hace 61 años en Niza, ciudad de la que fue alcalde ocho años, en una familia de inmigrantes italianos. Ha sido tres veces ministro de la mano de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy. En su juventud fue cuatro veces campeón de Francia de motociclismo. Apoya moderadamente al candidato de su partido, François Fillon, y se dice “más cerca del pueblo que cierta izquierda”.
La derecha tocada por escándalos, la izquierda dividida, el Frente Nacional prometiéndolo todo contra todo el mundo… ¿No cree que hay un peligro de que Francia salga fragilizada de estas elecciones, gane quien gane, que una buena parte de los ciudadanos no se sienta representada por el ganador, sea quien sea? El riesgo de una Francia fragilizada, fracturada y averiada es real. Tiene un nombre y un rostro: Marine Le Pen. Puede ganar las presidenciales, y eso es un peligro no sólo para la economía y para las economías de cada francés, sino también para nuestra democracia. La llegada al poder del Frente Nacional abre la puerta al abuso de poder. Me enfrento al Frente Nacional porque no es ni republicano ni patriota y llamo la atención a los sectores más frágiles y modestos: si gana Le Pen, los que tienen poco se quedarán sin nada. Por ejemplo, sus ahorros. La señora Le Pen quiere salir del euro y regresar al franco. Sería devastador para el ahorro de todos: lastrará un 30% las libretas de ahorro, los planes de vivienda, los seguros de vida, para rescatar las arcas públicas y evitar la quiebra. Marine Le Pen representa una quiebra de tipo argentino más el aislamiento político. Para evitar la elección de la extrema derecha hay que unirse ante el Frente Nacional y no intentar parecerse a él.
¿Por qué cree que el Frente Nacional avanza en cada elección? Porque comercia con el miedo de los franceses y se alimenta de sus angustias. La izquierda ha traicionado todas sus promesas, y la derecha ha entregado a toda una parte de su electorado a Marine Le Pen. Tengo la convicción de que para ganarle no hay que cazar en su territorio sino echarla de él. Hay que hablar a los obreros, a los agricultores, a los comerciantes, a los artesanos, y darles esperanza. No sólo para ellos sino también para sus hijos.
¿A qué atribuye el gran malestar que se vive en Francia? La responsabilidad es doble. Por un lado, la izquierda ha creado desencanto al traicionar estos cinco años todas sus promesas. Por el otro, hay que tener el valor de decirlo, a que la derecha ha dejado de hablar a los más vulnerables, a los perdedores de la mundialización. A eso se suma una incapacidad de reformar en profundidad nuestro país, por causa de una élite, de una casta de 10.000 personas que tienen todo el interés en que nada cambie. Hay que poner fin a los bloqueos que impiden a los elegidos transformar la palabra dada en hechos cumplidos.
Su último libro se titula Hay
que cambiarlo todo. ¿Qué opina que es lo que hay que cambiar en Francia? ¿Qué es lo principal? Acabar con esta élite conservadora que esclerotiza todo intento de reforma. Por eso propongo instituir un sistema de reparto de cargos institucionales y posiciones de poder, un spoil system a la francesa, en el que un electo pueda disponer de una administración que le acompañe y le aconseje en la aplicación de las reformas que realizar. También hay que liberar a nuestra economía de sus grilletes. No soy un ultraliberal y creo en el Estado estratega, es decir, en que el Estado impulse una dinámica económica, pero al mismo tiempo hay que establecer un clima de confianza con los empresarios. Quiero individualizar el tiempo de trabajo en función de las empresas, armonizar el sistema de pensiones y reformar el seguro de desempleo. El periodo de paro debe ser más corto, pero debe permitir a los parados formarse en los empleos de mañana. Eso es lo que hago como presidente de la región Provenza-AlpesCosta “Le Pen representaría una quiebra de tipo argentino y aislamiento internacional” Azul: abogo por relanzar nuestra industria con una verdadera política industrial que concentre nuestros medios en los sectores en los que somos competitivos y en los que disponemos de ventajas comparativas. Esa es la condición imprescindible para crear empleos duraderos y favorecer un crecimiento más dinámico.
¿Emmanuel Macron puede ser un sustituto para el electorado de derecha? Usted le ha elogiado. Escucho cosas interesantes en el discurso del señor Macron, especialmente sobre las pensiones o el paro, pero estoy en desacuerdo con él. Creo que su discurso no se dirige suficientemente a los más vulnerables. A los obreros cuyos empleos están amenazados, a los asalariados que no llegan a fin de mes, que no llegan a acceder a la propiedad o a pagar los estudios de sus hijos. No basta con decirles que en veinte años Francia será digitalizada y que todo irá bien. Hay que proponerles soluciones concretas para que el futuro vuelva a ser una esperanza.