Ecuador después de Correa
Los dos candidatos se atribuyen la victoria con sondeos muy ajustados
El progresista Lenín Moreno y el conservador Guillermo Lasso se disputaban esta madrugada la presidencia de Ecuador en una reñida elección. Los dos sondeos a pie de urna difundidos al cerrar los colegios eran totalmente contradictorios. Mientras que el estudio encargado por las televisiones privadas a Cedatos daba la victoria a Lasso (53%) frente a Moreno (47%), otro sondeo, realizado por Perfiles de Opinión para medios oficialistas, otorgaba el triunfo al exvicepresidente (52,2%) por encima del banquero (47,8%).
Por tanto, la incertidumbre se instaló en Ecuador y los rápidos pronunciamientos de ambos candidatos proclamándose ganadores no vaticinaban nada bueno, sobre todo si finalmente se impone Moreno. Ya durante la campaña, los opositores alertaron de fraude, como ya hicieron tras la primera vuelta el 19 de abril. Ahora, si los resultados oficiales no confirman la victoria de Lasso y la diferencia es estrecha, el conflicto estará servido.
Apenas unos segundos después de difundirse los sondeos a pie de urna, Lasso compareció eufórico ante sus seguidores para erigirse como seguro vencedor sin esperar a los datos oficiales, previstos para tres horas más tarde. “A partir de hoy hay un presidente que va a promover la unidad nacional”, declaró el candidato derechista del movimiento de Creo (Creando Oportunidades). “No se va a estigmatizar a nadie”, agregó el empresario.
Por su parte, el delfín del presidente Rafael Correa y candidato del movimiento izquierdista Alianza País también se proclamó ganador, aunque fue más prudente. Moreno se mostró “respetuoso” con el organismo electoral, aunque aseguró que “los datos están claros”, en referencia al sondeo que le favorecía. “Tenemos una ventaja muy, muy considerable”, indicó el candidato oficialista.
Si finalmente se impone Moreno, se espera una continuidad de las políticas progresistas impulsadas durante la revolución ciudadana de Correa, aunque con un tono más moderado y dialogante que el del actual presidente. Cabe resaltar que el candidato que aglutinaba a la izquierda desencantada con Correa en la primera vuelta, el exmilitar Paco Moncayo, anunció que votaría por Lasso para acabar con el correísmo y la corrupción.
En cambio, si vence Lasso se confirmaría el giro liberal de la región. No es casualidad que la reciente crisis venezolana estuviera muy presente hasta el mismo momento de votar. “Este es un día crucial, no es una elección cualquiera, aquí hay un camino: el camino de Venezuela o el camino de la democracia”, sostuvo Lasso al acudir ayer a sufragar.
No obstante, y gane quien gane, el relevo presidencial en Ecuador supone también la desaparición de la primera línea política del penúltimo líder fundador del llamado eje
bolivariano en Sudamérica. Sólo se mantiene Evo Morales en Bolivia en un continente que en los últimos años ha girado pendularmente hacia el liberalismo económico.
Sin embargo, Correa, que dejará el poder el 24 de mayo tras una década en el cargo, ha sabido marcar durante estos años sus diferencias con el eje bolivariano fundado por el fallecido Hugo Chávez. El presidente socialista se ha mostrado menos populista y más pragmático en cuestiones económicas, aunque ha sido igual de beligerante que los bolivarianos en los discursos y en el intento de controlar los poderes del Estado y de acallar los medios de comunicación críticos.
Con la salida de Correa, la derrota del kirchnerismo en Argentina y la muerte de Chávez, sólo Evo Morales continúa en primera línea de los líderes sudamericanos que impulsaron el populismo en el continente al inicio de este siglo, aunque el boliviano también ha mostrado su pragmatismo y entendimiento con los inversores. No obstante, el controvertido Nicolás Maduro sigue representando la línea más dura del populismo en Venezuela.
Además, el continente ha girado hacia el liberalismo con los recientes relevos presidenciales en Perú y Brasil –junto al desprestigio que sufren Lula y el Partido de los Trabajadores–, y la consolidación de la derecha con Santos en Colombia. En Paraguay, el desengaño de la gran esperanza de la izquierda, el exobispo Fernando Lugo, devolvió el poder a la derecha tradicional del Partido Colorado. Mientras tanto, el centroizquierda moderado sigue gobernando Uruguay –con un Tabaré Vázquez menos polémico que José Mujica– y Chile –con la socialista Bachelet llevando a cabo un programa económico liberal–.
CAMBIO DE ACENTO Si Moreno se impone, se espera continuidad política, pero con un talante más abierto
CAMBIO DE RAÍZ La posible victoria del empresario Lasso confirmaría un giro liberal en el continente