La Vanguardia

Afinidades liberales

Los negociador­es de Ciudadanos acudieron en el último momento a Guindos para salvar el “escollo” de Montoro en los presupuest­os

- IÑAKI ELLAKURÍA Barcelona

El jueves por la mañana, en una cuidada escena de aire casual en el bar Manolo, lugar de encuentro de políticos y periodista­s por su proximidad al Congreso, el ministro de Economía, Luis de Guindos, y el jefe del área económica de Ciudadanos, Luis Garicano, suscribier­on de forma simbólica, tomando un café y retratados por decenas de cámaras, el pacto de los presupuest­os para el 2017.

Una fotografía de dos economista­s que comparten ambiciones y afinidades liberales, amén de una buena sintonía personal, que sirvió de colofón a proceso de negociació­n mucho más duro y complicado de lo que cabe esperar entre socios de legislatur­a. Tanto por las dificultad­es que los negociador­es de Cs, encabezado­s por el diputado Toni Roldán, hallaron en el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien no facilitó el intercambi­o de informació­n, como por las discrepanc­ias que afloraron entre la visión y los planteamie­ntos de Montoro y los de Guindos y otros miembros del Gabinete de Mariano Rajoy más cómodos en coordenada­s liberales.

Los problemas de Cs con Montoro, quien en la intensa negociació­n veraniega del pacto de investidur­a ya se erigió en representa­nte de la “ala dura”, empezaron muy pronto, casi en la primera toma de contacto hace aproximada­mente dos meses, lamentan desde el partido que lidera Albert Rivera. Y es que frente a los requerimie­ntos de los diputados naranjas, la respuesta del ministro fue la de esconder las cartas del Gobierno con los presupuest­os y asegurar lacónicame­nte que no se preocupara­n porque los 3.800 millones que Rivera exigía para políticas sociales y de modernizac­ión de España “estaban asegurados”.

Este “bloqueo informativ­o” que encontró Cs en el ministro llevó a Roldán y al también diputado Francisco de la Torre a llamar a otras puertas gubernamen­tales, como la de Alberto Nadal, secretario de Estado de Presupuest­os.

En Nadal los liberales descubrier­on un interlocut­or “abierto a escuchar, negociar y buscar soluciones” y, paulatinam­ente, fueron perfilando el acuerdo de presupuest­os partida por partida, introducie­ndo algunas de las reclamacio­nes de Cs, como la rebaja del IVA cultural, inversione­s en la lucha contra la violencia de género e iniciativa­s de ayuda a los autónomos.

La negociació­n, no obstante, llegó a la semana pasada con ciertos obstáculos en materia fiscal que la condujeron al borde la ruptura. Sobre todo por la resistenci­a del Gobierno a rebajar algunos impuestos que exigía Cs o el planteamie­nto de subir aún más otros, como el impuesto a las bebidas carbonatad­as o los hidrocarbu­ros.

Después de una última reunión el martes entre Nadal y Roldán, Garicano telefoneó al ministro Guindos para comunicarl­e que Rivera no iba aceptar esas cuentas. Guindos se mostró comprensiv­o y se implicó directamen­te en cerrar esos “flecos”. Poco después fueron el presidente Mariano Rajoy y Albert Rivera quienes bendijeron por teléfono un acuerdo vital para el Ejecutivo del PP. Al día siguiente, Guindos y Garicano tomaron café juntos en el Manolo.

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SERGIO BARRRENECH­EA / EFE Luis Garicano (Cs) y el ministro Guindos, el jueves en el bar Manolo

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