Salón Internacional del Cómic
EL Salón Internacional del Cómic de Barcelona ha celebrado la que sido la edición más ambiciosa de su historia, con más espacio, más expositores y más actividades que nunca. En el recinto ferial de Montjuïc, el certamen ha ocupado un espacio de cerca de 50.000 metros cuadrados, frente a los 45.000 del 2016, con casi doscientos expositores y la presencia de numerosos autores extranjeros. Este crecimiento es una demostración de la salud de que goza este sector, que tiene una base destacada en Barcelona.
El salón ha atraído este año nuevamente el interés de los aficionados al cómic, pero también del público en general de todas las edades, hasta sumar más de cien mil visitantes, al igual que la edición anterior, ya que la feria ha procurado dar respuesta a todas las sensibilidades. La principal atracción ha sido una espectacular muestra sobre aeronáutica, con aviones y aparatos reales además de originales de páginas de cómic de este género. Otra muestra ha estado centrada en el centenario del mítico Will Eisner, el autor que creó la novela gráfica. También ha destacado un recorrido sobre cómo las viñetas, el humor y la caricatura han tratado la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
A estas exposiciones se ha sumado también una dedicada al centenario del TBO, publicación que ha sido un mito para muchas generaciones, y otra dedicada a los trabajos del ilustrador Milton Caniff, así como muestras de carácter temático y títulos sugerentes como Superhéroes
fuera de control, Le llamaban Lucky Luke o Gaudí entre viñetas, entre otras. Además de las exposiciones, las firmas de autores y las presentaciones de novedades, el salón ha celebrado un extenso programa de conferencias, charlas y talleres, actividades que cada edición tienen un mayor tirón entre el público.
Son ya 35 los años en que este salón del cómic se mantiene a flote como expresión de la resistencia de un sector,de larga tradición entre nosotros, que muchos han relegado en más de una ocasión al papel de cenicienta del ámbito cultural, pero que mantiene su dinamismo. El cómic, al margen de su propia riqueza creativa, ejerce también una importante función como puerta ala lectura, como herramienta pedagógica y como una forma de fomentar el espíritu crítico, ya que plasma gráficamente, de una u otra forma, todo lo que sucede en nuestro entorno.
El éxito del Salón Internacional del Cómic de Barcelona ha sido muy importante, asimismo, para mantener activo el interés por esta expresión cultural en un año en el que, en contra de lo que se esperaba, ha decaído ligeramente la edición de la industria del cómic en España respecto a las cifras alcanzadas en el anterior.