La Vanguardia

Referéndum... ¿y mis vacaciones?

- Joaquín Luna

El egoísmo es una de mis virtudes, y desde aquí animo a los lectores egoístas a que salgan del armario, se dejen de complejos y reivindiqu­en los valores sociales del egoísmo, tan necesarios en tiempos altruistas.

–Mucho hablar del referéndum..., ¿y qué hay de mis vacaciones?

Yo pediría a todos los partidos del arco parlamenta­rio de Catalunya que anuncien lo antes posible la fecha del referéndum (la pregunta, en cambio, no me urge, y ya me parece bien cualquiera de las tres que el president Puigdemont soltó ayer a Al Yazira, porque me conozco y no votaré).

Ya sé que en un momento histórico las vacaciones son lo de menos y nadie –salvo los egoístas como yo– anteponen sus intereses a los del país, pero tengo que organizar el verano, y tanta incertidum­bre me confunde.

¿Alquilo en agosto el apartament­o familiar en primera línea de mar en Calafell a un matrimonio de Cascante o disfruto de la posibilida­d de vivir un mes de debates en el paseo marítimo? Los paseos marítimos son el termómetro de la clase media. Una campaña apasionada, cívica y sostenible regenerarí­a el paseo marítimo de Calafell –y los de toda Catalunya–, y en lugar de matrimonio­s con suegras, cuñados gorrones y niños que exigen helados tendríamos mítines, himnos por la megafonía que anuncia el estado del mar y banderolas de unos y otros. La cosa tiene su atractivo, y en vez de alquilar el apartament­o y trabajar en agosto en Barcelona, quizás optaría por disfrutar de los debates en bañador sobre las ventajas del sí o del no entre matrimonio­s de Zaragoza capital y soberanist­as del Baix Penedès.

–Si se hacen independie­ntes, mi señora y yo no volvemos y nos vamos a Peñíscola todos los agostos.

–¡No diga usted eso! Piense que tendremos más recursos, la playa estará impoluta y ya no estaremos obligados moralmente a montar habaneras.

Si el arco parlamenta­rio optase por el referéndum en septiembre, Menorca dejaría de estar invadida en agosto por catalanes soberanist­as que, lógicament­e, sacrificar­án sus vacaciones para participar en la campaña del sí o del no o del depende. Con menos compatriot­as, me plantearía una escapada a Ciutadella en agosto para disfrutar de los precios a la baja de sus hostales, la ocupación inferior de las mesas del café Imperi y el descenso de la barcelones­a cola del café Balear.

–¿Y usted no se ha quedado haciendo campaña por la abstención?

–No, soy divorciado y muy egoísta y dejo las grandes causas para las personas que piensan en el porvenir de sus nietos. ¿Y hoy qué han pescado ustedes para mí?

Gracias al altruismo y las ilusiones de otros, especialme­nte de los cupaires, tan poco partidario­s de que nos tumbemos a la bartola en la playa cuando hay tanto por hacer, los egoístas podríamos mirar con buenos ojos agosto, mes español y reaccionar­io.

La pregunta es lo de menos, pero a ver si fijan ya la fecha, que uno quiere organizars­e el agosto

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