La Vanguardia

Cadena poética perpetua

Recuerdan las clásicas cadenas de cartas con una peseta adherida que perseguían un efecto piramidal, a lo Millet

- EL RUNRÚN Màrius Serra

No sé cuál fue la primera ponencia de este huevo poético, pero en una semana recibí cuarenta y cinco por correo electrónic­o. Mensajes muy educados que empiezan así, en primera persona del plural: “Estamos haciendo un intercambi­o poético colectivo, constructi­vo y ojalá estimulant­e. Es sólo una vez y espero que te apuntes. Hemos elegido personas que pensamos que les divertiría participar. Por favor, envía un poema a la primera persona en la lista (aunque no la conozcas). Debería ser un texto/verso/cita preferido que te haya afectado de alguna manera. No te lo pienses demasiado”. Luego va una lista de dos correos electrónic­os. El segundo es de quien escribe. Las instruccio­nes prosiguen, inexorable­s: “Luego de enviar el poema/verso/cita a la persona número uno en la lista y sólo a esta persona, copia esta carta en un mail nuevo. Coloca mi correo en la posición 1 y pon el tuyo en la posición 2. En este mail sólo deben aparecer mi mail y el tuyo”. El último párrafo pide que envíes la petición en copia oculta a 20 personas, de modo que se esparzan los poemas inspirador­es. Advierte que será muy rápido, porque sólo tienes que hacer un envío y te pide que no desistas en nombre de los pequeños placeres. El último párrafo contiene una frase que provoca este artículo: “Si crees que no lo harás en los próximos 5 días, dímelo para que sea justo para aquellos que sí participan”. No acabo de entender dónde estaría la injusticia, pero en todo caso el alud de clones de este correo petitorio me recuerdan las clásicas cadenas de cartas con una peseta adherida que perseguían un efecto piramidal enriqueced­or en los años dorados de Millet.

Si hiciera caso de los cuarenta y cinco correos y no cometiera repetición alguna, esparciría la petición a noveciento­s contactos (y ya conozco gente, pero ¿tanta?) Abrumado por una lluvia tan intensa de “pequeños placeres”, no he tenido tiempo de responder a ninguno de mis poéticos interlocut­ores, ajenos al monstruo que todos están ayudando a crear. De modo que he decidido responder de golpe a todas las peticiones, por aquí, con un poema rápido, que se pueda leer en ciento cuarenta segundos. Este Sonet cronometra­t: “Si deu síl·labes fossin deu segons/ aquest sonet fet a tres quarts de quinze/ oferiria a tothom qui s’hi endinsa/ lectura per a dos minuts ben bons./ Però això d’escandir en vers comptant el temps/ vol metrònoms de rellotger poeta,/ que al setè vers t’agafa la soneta/ i quan segons passes quarteta empenys./ Abans de l’era digital els déus/ refeien tots els poemes amb els peus:/ els troqueus, dàctils, iambes, espondeus.../ Ara amb els iPhones les apps van a fons./ La inspiració és als dits, als capcirons./ Aquest sonet, dos minuts, vint segons”.

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