La Vanguardia

El Gobierno rebaja la tensión con Londres por Gibraltar

Algunos dirigentes británicos amenazan con alentar la secesión de Catalunya

- RAFAEL RAMOS CARMEN DEL RIEGO

El Gobierno del PP intentó ayer rebajar la tensión con el Ejecutivo británico de Theresa May por Gibraltar. Por su parte, un exministro británico conservado­r insinuó que Londres podría alentar al movimiento independen­tista catalán.

Al Gobierno español lo que menos le interesa ahora es una polémica sobre Gibraltar y está sorprendid­o por el tono que ha adquirido la polémica entre algunos veteranos líderes políticos británicos. La batalla dialéctica ha alcanzado tintes inauditos a pesar de los esfuerzos del Gobierno británico para apaciguar los ánimos en las últimas horas.

“La posición del Reino Unido es charlar en vez de hacer la guerra”, dijo ayer la primera ministra Theresa May rememorand­o una vieja frase de Winston Churchill.

Pero militares y políticos conservado­res siguieron echando leña al fuego después de que lord Michael Howard propusiera el pasado sábado una acción militar como la de 1982 en las Malvinas para preservar la soberanía británica del Peñón.

Fue aún más allá el vicealmira­nte Chris Parry, exdirector de operacione­s de la Royal Navy, que señaló que el poderío naval del Reino Unido apenas es hoy una sombra del que sirvió para derrotar a los militares argentinos, “pero aun así tenemos un ejército muy superior al español, y a medio plazo machacaría­mos a España”. Un mensaje dirigido a la propia May: para defender con éxito Gibraltar, las palabras deben ir acompañada­s de los hechos, y es necesario invertir mucho más en defensa.

Paralelame­nte, el exministro conservado­r Norman Tebbit ha propuesto, como respuesta a la política del Gobierno español sobre Gibraltar, “invitar a los líderes del movimiento independen­tista catalán a Londres, e incluso exponer en las Naciones Unidas el deseo del Reino Unido de que Catalunya sea independie­nte”. “Al fin y al cabo los catalanes, al contrario que los españoles, son un pueblo abierto de miras, atlantista, que hace ya mil años comerciaba con Cornualles y el País de Gales”, añadió.

“Madrid –escribió Tebbit en un comentario publicado en la edición del domingo del Daily

Telegraph– tiene que darse cuenta de que está jugando con fuego, y de que Gibraltar no es una colonia”. Según su explosivo análisis, el presidente de EE.UU., Donald Trump, “es el primero que no desea que el Peñón cambie de manos por su valor estratégic­o, que en la Segunda Guerra Mundial impidió el acceso al Mediterrán­eo de los barcos alemanes, y ahora puede impedir el acceso de los buques de la flota rusa del Báltico”. En caso contrario, sugirió, el ya tibio compromiso de los Estados Unidos con la OTAN y la defensa de Europa se enfriará más.

Lord Tebbit es el último de una serie de políticos ingleses que consideran el alineamien­to de la UE con las tesis españolas en el tema de Gibraltar como una provocació­n dirigida a buscar las cosquillas a Londres por el Brexit y “negar la decisión popular de recuperar nuestra soberanía”.

Pero Theresa May se ha desmarcado estas opiniones y en tono conciliado­r ha señalado: “Nuestra política con España es la misma que con todo el mundo, dialogar e intentar conseguir el mejor acuerdo comercial posible”. La primera ministra recordó que su posición hacia Gibraltar “no ha cambiado, y continúa siendo la de respetar el deseo de los gibraltare­ños de ser británicos”.

Ante la irritación de Gran Bretaña, en la Unión Europea las reacciones oscilaron entre la guasa y los llamamient­os a la calma, informa Beatriz Navarro. “Gibraltar no es un tema de política exterior… todavía”, respondió Federica Mogherini, alta representa­nte de política exterior europea, para declinar contestar a una pregunta sobre la situación del Peñón tras el Brexit. La Comisión Europea, por su parte, se reafirmó “al cien por cien” en el planteamie­nto expuesto en las directrice­s de los negociador­es del Brexit sobre Gibraltar, que explicitan que España tendrá derecho de veto sobre cualquier acuerdo futuro referente a la aplicación de la nor-

Un vicealmira­nte de la Navy dice: “A medio plazo machacaría­mos al ejército español” Un exministro propone utilizar el apoyo al independen­tismo catalán contra España

mativa comunitari­a en ese territorio. La institució­n recomendó “diálogo y cooperació­n” a las partes para afrontar la nueva situación.

En sintonía con esta voluntad el único interés que tenía ayer el Ejecutivo de Mariano Rajoy era rebajar la escalada verbal y tratar de evitar que la batalla diplomátic­a acabe enredando en una misma madeja el contencios­o de Gibraltar, el de Escocia, e incluso el de Catalunya, cuando “nada tienen que ver”, subrayan fuentes del Ejecutivo español.

“Alguien en el Reino Unido está perdiendo los nervios, pero no hay ninguna base para ello”, dijo el titular de Exteriores, Alfonso Dastis, en respuesta a las declaracio­nes del exministro Howard.

Dastis tuvo especial cuidado ayer por la mañana en matizar unas declaracio­nes suyas que asegura que fueron malinterpr­etadas en relación a la posición española entorno al eventual reingreso de Escocia en la Unión. Estas declaracio­nes alentaban el precedente en el que confían los independen­tistas catalanes: la posibilida­d de seguir en la Unión o de regresar a ella en caso de ruptura con España. Dastis aseguró que Escocia y Catalunya “no son equiparabl­es de ninguna manera”. Además, señaló que “España no defiende fragmentac­iones ni secesiones”.

El PP salió también a dejar firme y clara la posición de España. Lo hizo su portavoz, Pablo Casado, tras la reunión del comité ejecutivo presidido por Mariano Rajoy, en el que el presidente del Gobierno dedicó una parte de su intervenci­ón a Catalunya.

La posición es la expresada tantas veces por Rajoy y que es compartida en la Unión Europea: “Estamos comprometi­dos con la integridad territoria­l” de los estados que componen la Unión Europea “y no favorecere­mos incorporac­iones de ningún territorio producto de la secesión”. Una aclaración del PP que tiene un objetivo: “No vamos a dejar que Catalunya haga analogías en un asunto que no tiene nada que ver, porque no hay paralelism­os históricos, y porque cualquier proceso de secesión “no va a tener la comprensió­n de ningún socio comunitari­o”.

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Portada del tabloide Metro
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JON NAZCA / REUTERS La bandera europea ondea en el peñón de Gibraltar

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