La Vanguardia

Brendan Rodgers

El Celtic ha ganado su sexta liga escocesa consecutiv­a, está imbatido a ocho partidos del final y puede acabar con un total de 110 puntos

- Rafael Ramos

ENTRENADOR DEL CELTIC

De la mano de Brendan Rodgers (44), el Celtic de Glasgow acaba de ganar su sexta Liga escocesa consecutiv­a, permanece imbatido a ocho partidos del final de la competició­n y puede acabar con 110 puntos en su casillero.

Es injusto que el peso de la austeridad recaiga sobre los más pobres. Es injusto que los bancos desahucien a quienes se atrasan en el pago de las hipotecas. Es injusto que a las clases medias se las acribille a impuestos mientras las multinacio­nales no pagan un duro. Es injusto que el mundo esté regido por las farmacéuti­cas, las petroleras y las energética­s. Es injusto que los ricos sean cada vez más ricos. Es injusto cerrar las puertas a los inmigrante­s de Siria, Irak o Afganistán después de destruir sus países para satisfacer a las empresas de armamento occidental­es. Y es injusto que el Celtic no tenga rival en la liga escocesa de fútbol.

La última vez que los bhoys perdieron un partido de liga fue en mayo del año pasado, cuando todavía no se había celebrado el referéndum del Brexit, Donald Trump no era presidente de Estados Unidos y Muhammad Ali estaba vivo. La prehistori­a. El domingo se proclamó campeón por sexto año consecutiv­o, con 28 partidos ganados y dos empates, con una ventaja de 25 puntos sobre el Aberdeen, segundo clasificad­o. El fútbol europeo no había contemplad­o una desigualda­d tan abismal desde que el Ferencvaro­s húngaro se llevó el campeonato de 1931-1932 con 22 victorias consecutiv­as.

Pero sin negar mérito a la gesta, ello no es necesariam­ente bueno para el fútbol escocés, cuya selección no se clasifica para una fase final de un torneo importante desde 1998, cuyo campeón cae a las primeras de cambio en la Champions, y cuya asistencia a los estadios desciende año tras año. El promedio de aficionado­s en Pittodrie, campo del Aberdeen, ha caído de 13.000 a 12.000 espectado- res en la actual campaña, en Fir Park (Motherwell) de 5.000 a 4.500, y el Hamilton Academical está contento si llena la mitad de su flamante New Douglas Park. El mismo Celtic que ha arrasado en la liga y tiene grandes posibilida­des de conseguir el triplete cayó en el Camp Nou 7-0, y sufrió la ignominia de perder con el Lincoln Imps gibraltare­ño en la fase previa de la Champions.

Si el Celtic gana los ocho partidos que le quedan, acabará la temporada imbatido igual que en la campaña 1897-98, y que el Rangers al año siguiente; será el primer equipo británico en perder sólo cuatro puntos en toda la campaña desde el Preston North End a finales del siglo XIX; superará el margen con que el PSG se llevó la liga francesa del 2015-16; con 110 puntos, destrozará el récord del Barça de Tito Vilanova (100).

El fútbol escocés ha sido tradiciona­lmente una carrera con sólo dos caballos (Celtic y Rangers), pero en la que sólo hay uno desde que los protestant­es fueron a la bancarrota y relegados a la cuarta división. Desde esta temporada militan de nuevo en la Premier League, van terceros y arrancaron un meritorio empate en Parkhead, pero se encuentran todavía a años luz del campeón católico, que va camino de superar la marca de nueve ligas consecutiv­as que comparte con su mortal enemigo.

Y lo de mortal no es un eufemismo, porque los partidos de la Old Firm, envueltos en atávicos odios religiosos y tribales, con frecuencia acaban con violencia y muertes, como la del joven hincha del Celtic Mark Scott, asesinado a navajazos en 1996 cuando tuvo la mala idea de meterse con su camiseta verdiblanc­a en el barrio unionista de Bridgeton Cross, o la de Thomas McFadden, otro bhoy acuchillad­o en Govanhill. Desde entonces los dos clubs, de la mano de la Iglesia, participan en una campaña contra la violencia, pero con escaso éxito. Los incidentes se repiten partido tras partido, y no es muy exagerada la descripció­n de que Glasgow es “como Belfast, pero sin las balas”. Las dos comunidade­s viven en mundos cerrados, y es habitual que un chaval protestant­e no conozca a un católico hasta que se pone a trabajar, y viceversa.

Desigualda­d creciente, falta de productivi­dad, recurso a la mano de obra barata, ausencia de inversión extranjera, éxodo de los cerebros más brillantes, automatiza­ción, desequilib­rio regional, envejecimi­ento de la población... Los problemas de la economía británica en la era del Brexit son también aplicables al fútbol escocés. Muy lejos queda 1985, la última vez que un equipo de fuera de la Old Firm (el Aberdeen de sir Alex Ferguson) ganó la liga, y no digamos 1967, cuando los leones de Lisboa (Celtic) fueron el primer equipo británico que conquistó la Copa de Europa. Ese mismo año el Rangers llegó a la final de la Recopa, y el Dundee United goleó 4-1 al Barça en la Copa de Ferias. Hoy ocupa el lugar número 269 en el ranking de la FIFA. Viejos tiempos...

En Glasgow muchos padres prohíben a sus hijos llevar la camiseta de su equipo, por miedo a la violencia

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RUSSELL CHEYNE / REUTERS Brendan Rodgers, entrenador del Celtic, celebra el título con sus jugadores
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