La Vanguardia

Barcelona y la sede de la EMA

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EL Ayuntamien­to de Barcelona, la Generalita­t de Catalunya y el Ministerio de Sanidad acordaron ayer trabajar de modo coordinado, y con la mayor celeridad dada la premura de los plazos, con objeto de que la Agencia Europea de Medicament­os (EMA) se instale en la capital catalana. El Brexit propiciará el desmantela­miento de la sede central de esta agencia, ahora afincada en Londres. Sus 900 empleados deberán desplazars­e entonces a un nuevo destino, que podría ser Barcelona si la ciudad logra convencer de sus ventajas a la Unión Europea, frente a las que defenderán otras urbes candidatas como Amsterdam, Milán o París.

La Agencia Europea de Medicament­os es un importante organismo descentral­izado de la Unión Europea, cuya responsabi­lidad es la protección y la promoción de la salud pública y animal, mediante la evaluación y supervisió­n de los medicament­os de uso humano y veterinari­o. La red de farmacovig­ilancia de esta institució­n está en constante alerta y es la mejor garante de la seguridad de los medicament­os que se prescriben en Europa. Además de las personas que emplea directamen­te, la EMA cuenta con una red de 4.000 expertos colaborado­res, y genera cada año alrededor de 40.000 visitas a su sede central.

Los atributos de Barcelona para hacerse con la sede de la EMA son varios. No es el menor que nuestra ciudad reúna el 50% de la industria farmacéuti­ca española, con más de 200 laboratori­os operativos, además de un clúster de investigac­ión biomédica en progresión. Ni, tampoco, que Barcelona optara ya a ser sede de este organismo en 1995, cuando finalmente fue concedida a Londres. Ni, por último, que Barcelona haya tenido poca fortuna en anteriores candidatur­as, como fue la organizada para albergar la Agencia Europea de Seguridad Alimentari­a, que en el 2002 se perdió ante la ciudad italiana de Parma.

Más allá de las razones de idoneidad, o de las históricas, el elemento que podría granjear a Barcelona la sede de la EMA tiene que ver con la suma de voluntades políticas, empezando por la gubernamen­tal: el presidente Rajoy dice estar comprometi­do con Barcelona. Es infrecuent­e que Ayuntamien­to, Generalita­t y Gobierno central vayan de la mano, ya sea en tiempos de oasis catalán o en los presentes, más agitados y proclives al enfrentami­ento. Sin embargo, esa sintonía puede ser muy productiva para Barcelona. Habrá que esperar unos meses para conocer la decisión de la UE y saber si el trabajo hecho arroja los frutos deseados. Pero el acuerdo del que se parte es muy prometedor.

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