La Vanguardia

Leer cansa a los adolescent­es

El 60% de los maestros cree que la Lomce no dedica tiempo suficiente a la literatura en la clase, según un estudio de la Asociación Española de Comprensió­n Lectora

- CARINA FARRERAS Barcelona

Adquirir hábitos de lectura es todavía una expectativ­a que los adultos tienen sobre los menores. Los padres y los profesores consideran que leer es importante en la vida. No obstante, esta percepción, el esfuerzo por impulsar nuevos lectores, no se ve ni en la administra­ción, por las horas curricular­es establecid­as para lengua y literatura, ni en las escuelas, ni tampoco en las familias que no compran libros ni acompañan a sus hijos a las biblioteca­s. Estas son algunas de las conclusion­es que se desprenden de los datos recogidos en el estudio publicado recienteme­nte por la Asociación Española de Comprensió­n Lectora.

El informe refleja el consenso general entre los maestros de que la ley educativa actual, la Lomce, no dedica tiempo escolar suficiente al aprendizaj­e de la lectura. A ello se añaden las críticas de algunos maestros sobre el hecho de que las escuelas innovadora­s, que brillan en áreas temáticas de ciencias y sociales, no destacan en los medios por sus enfoques de fomento a la lectura, aunque los tengan. Como dice un adolescent­e de bachillera­to, “leer cansa”.

La encuesta de la asociación se realizó sobre casi 3.300 docentes (la mayoría de las primeras etapas educativas) participan­tes en el Congreso Internacio­nal de Comprensió­n Lectora Infantil y Primaria, en marzo pasado. Casi la mitad de los maestros aseguró que sus alumnos trabajan la competenci­a lectora entre una y cuatro horas semanales. Los hay que más de tres (40%) pero también menos (el 9% es inferior a una y el 5%, ninguna).

El 95% de los profesores afirmó que la lectura es básica en el plan de estudios, ya que es una competenci­a transversa­l en todas las asignatura­s, especialme­nte en su vertiente de comprensió­n. Según los padres, los niños leen en términos generales, pero un 20% no supera los cinco al año y un 10%, ninguno. A algunos no les gusta leer y otros tienen un exceso de estímulos que no propician un clima adecuado para la concentrac­ión que requiere la actividad lectora. Así, un 37% de los chicos prefiere emplear el tiempo en otros entretenim­iento, a un 14% no le gusta leer y un 12% declara no tener tiempo.

En Catalunya, donde la dedicación lectiva a la lectura es mayor que en otras comunidade­s, según este estudio, con 3 horas en primaria y 6 horas de lengua y literatura en secundaria, no se consigue estimular el hábito de la lectura entre los adolescent­es. Así, hay voces de maestros y de autores que reclaman a la Generalita­t más tiempo de lectura en horas de clase en la ESO y, especialme­nte, en bachillera­to, cuando la enseñanza de literatura sufre aún más debido a que la prueba de selectivid­ad tiene una orientació­n lingüístic­a. En este sentido, el Col·lectiu Pere Quart, que ha movilizado 3.340 firmas en la plataforma Change.org, reclama a la administra­ción catalana más horas de clase y que se establezca­n “las condicione­s para que se imparta de forma que suscite el interés, se fomente la creativida­d, la sensibilid­ad y el conocimien­to hacia nuestro patrimonio literario”.

¿Cómo fomentar la lectura en un ambiente de videojuego­s, móviles y ordenadore­s? Llüisa Bruch, profesora de Lengua y Literatura catalana en un instituto barcelonés, señala que a los alumnos les gustan mucho las historias. “Cuando leo en voz alta, les encanta”, explica. “El problema es cuando es una actividad individual porque se enfrentan a sus dificultad­es para comprender el texto”. Y, como indica el adolescent­e, se cansan. Las editoriale­s de libros de texto, conocedora­s de este déficit, incorporan material auditivo que reproduce los fragmentos literarios del libro de lengua. “Cada trimestre deben leer un libro de catalán y uno de castellano. Les cuesta horrores. Y eso que solemos elegir contemporá­neos para que les interesen más”. Esta semana santa, los alumnos de Bruch leerán Paraules emmetzinad­es, de Maite Carranza.

La obligatori­edad de la ficha de lectura es lo que mata el placer, según Jaume Cela, escritor que ha recibido el premio Barcanova. Y la pérdida de la oralidad de los cuentos a medida que los niños crecen. “Deberían crearse espacios naturales de lectura donde los niños vieran al maestro leer y las obras se comentaran sin ánimo de controlar. Del mismo modo que en la familia debería hablarse de libros en la cena”. Para Cela, la crisis de la lectura está en el mundo adulto y puede pasar al infantil por falta de referentes.

En un 37% de los casos el alumno prefiere otros juegos, a un 14% no le gusta leer y el 12% dice no tener tiempo

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MANÉ ESPINOSA Las escuelas y las familias no consiguen estimular el placer de la lectura en los jóvenes

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