Récord de nacimientos de osos
Empiezan a despertar y se cuentan 10 crías nacidas el año pasado
La familia de osos del Pirineo catalán goza de una excelente salud en lo referido a nacimientos. Los expertos de la Generalitat encargados del seguimiento de esos animales han constatado que en el último año han nacido en esas montañas al menos una decena de crías. Una cifra histórica de alumbramientos desde que se iniciara, hace ya dos décadas, el programa de reintroducción de esta especie en los Pirineos.
La población asentada en suelo catalán consta de treinta y un individuos, a lo que hay que sumar los osos que han buscado su hábitat en el sur de Francia y las montañas de Aragón y Navarra. Sumados esos ejemplares se calcula que la colonia de plantígrados en toda la cordillera ronda los cuarenta animales.
La cifra de osos controlados en esas montañas se espera, sin embargo, que aumente en los próximos meses, cuando empiecen los avistamientos de hembras que entraron a inicios del invierno preñadas en las cuevas en las que han hibernado y que ahora, entrada la primavera, empiezan ya a salir de esos agujeros.
La gran incógnita que habrá que despejar en los próximos meses es si alguna de las crían nacidas durante el invierno en esas cuevas es hija de Goiat. Este oso, traído de Eslovenia y liberado la primavera del año pasado en el Pallars Sobirà, tiene la misión de acabar con el monopolio sexual de Pyros. El viejo oso sería el padre, abuelo o bisabuelo de la mayoría de las diez crías nacidas el pasado año. Para acabar con este problema de consanguinidad, todas las esperanzas vuelven a estar puestas este año en la actividad sexual de Goiat.
El joven oso esloveno que debe acabar con el dominio de Pyros (este último se presume que es el padre de las últimas crías de Caramelles, Nheu, Bambou y Fadeta) ya ha despertado del sueño invernal. Gracias al GPS que lleva adosado a su collar se sabe que Goiat ha hibernado durante 107 días –entre el 28 de noviembre del 2016 y el pasado 16 de marzo– aunque durante estos tres meses ha salido varias veces de su cueva. Lo ha hecho para dar pequeños paseos y en esas salidas nunca se alejó más de cien metros de su guarida. Goiat ha pasado los meses más duros del invierno en una cueva situada a 2.300 metros de altitud, en el valle de Varradòs.
Las señales del dispositivo que permite su localización y seguimiento constatan que Goiat no ha perdido su afición viajera, tras la hibernación, pues en los últimos días ha recorrido prácticamente todo ese valle de Varradòs y ahora empieza a visitar otras zonas de la Val d’Aran. El oso esloveno está buscando comida para recuperar fuerzas, ya que durante la estancia invernal en la cueva ha perdido un tercio de su peso. Si quiere cumplir con la misión encomendada –aumentar la variedad genética de la población de osos– tendrá que esforzarse para recuperar la forma cuanto antes, ya que muy pronto empezará la época de celo, en la que se espera Goiat esté a la altura de las circunstancias.
El Departament de Territori i Sostenibilidad informó ayer, por otra parte, que durante el 2016 se obtuvieron 809 evidencias de presencia de oso en todo el Pirineo, como son excrementos, avistamientos, fotografías de cámaras fijas o huellas de pisadas
Goiat ha dormido 107 días y sigue con su vena viajera, lo que se espera que sea positivo para encontrar hembras