Una microhistoria de Gràcia
El trabajo escénico Dale recuerdos XXX que Didier Ruiz (Béziers, 1961) acaba de perpetrar en el
Dale recuerdos XXX Creación y dirección: Didier Ruiz Lugar y fecha: Lliure de Gràcia. Del 31/III al 2/IV/2017
Lliure de Gràcia, no es que haya sido real como la vida misma: es que ha sido la vida misma. Diez vecinos del barrio, seis mujeres y cuatro hombres, todos ellos nacidos entre 1926 y 1941, han subido al escenario para explicar al público recuerdos de su infancia, evocaciones de anécdotas domésticas, pequeñas alegrías o grandes penalidades, impresiones insignificantes para quienes las tenían que escuchar pero importantes, a menudo imborrables, para quien las experimentó. Con la intención de dar un cierto grosor al testimonio verbal de los reunidos y de hurgar en su intimidad, sin violentarla, Didier Ruiz les pidió que se llevaran de casa algún objeto que hubiera tenido una especial relevancia en su vida, y que al mostrarlo al público, cada uno explicara el motivo de esta predilección.
Naturalmente, la guerra civil española tenía que dejar unos rastros de dolor muy vivos en la memoria de un grupo que la sufrió desde la inocencia y la incomprensión de los acontecimientos. Y Dale recuerdos XXX se ha llenado, como es lógico, de pequeños relatos teñidos por las angustias familiares registradas en el trienio de 1936 a 1939, y en muchos casos, por las vividas en la larga posguerra. El hambre insidiosa y el encarcelamiento de personas amadas han escrito en el trabajo escénico del Lliure, páginas sencillas a la vez que terribles sobre estos fragmentos de la memoria histórica.
Es evidente que la experiencia escénica que Didier Ruiz practica desde hace dieciocho años es de las que interpelan la propia naturaleza del acto teatral. Porque ¿qué es lo que se produce cuando no hay ficción, ni imitación, ni simulación, es decir, cuando no hay interpretación? ¿Se puede seguir llamando teatro? He ahí una vieja viejísima cuestión para la cual no se ha encontrado una respuesta unívoca en el magma de inacabables controversias. La otra noche, los diez vecinos del barrio fueron muy aplaudidos.