El Maria Canals se suma a la causa por salvar la sala Granados
La campaña apremia al Ayuntamiento a adquirir el edificio en venta
¿A qué empresa podría interesarle hoy comprar por dos millones de euros un pequeño edificio centenario necesitado de reformas y catalogado como equipamiento de uso público? ¿Cuánta voluntad filantrópica es necesaria para salvar la sala Granados de Barcelona y darle un uso cultural?
La campaña ciudadana que reivindica la recuperación del auditorio del número 18 de la avenida Tibidabo solamente considera, hoy por hoy, una salida posible: que el Ayuntamiento de la ciudad tome cartas en el asunto y adquiera este pedazo de historia viva, la sala que el doctor y farmacéutico Salvador Andreu hizo construir en 1911 para Enric Granados, un lugar en que el compositor presentó sus famosas Goyescas y al que invitó a gente importante de la época, como su amigo y pianista Édouard Risler.
El concurso de música Maria Canals se sumó ayer a la causa de su recuperación, pues este edificio de 900 m2 que es propiedad de la empresa aseguradora Reale y está a la venta por dos millones de euros –ahora parece que ya son 2,5–, se está deteriorando desde que en el 2009 fue abandonado por la empresa de doblaje que lo arrendaba. El Maria Canals, que acostumbra a sacar pianos a la calle para hacer partícipe a todo quisque que tenga ganas de sentarse a tocar, plantó ayer, de las 11 a las 18 h, un Yamaha por el que desfilaron reconocidos músicos de la ciudad. Ignasi Cambra, Alicia Torra de Larrocha, Daniel Ligorio, Albert Guinovart o Akiko Nomoto rindieron homenaje a la figura de Granados, de quien precisamente se celebra este año el 150.º aniversario de su nacimiento, y alertaron de la necesidad de no dejar morir este espacio.
“No sé exactamente a quién debe dirigirse la llamada, pero tener este auditorio como equipamiento cultural sería genial para la ciudad”, comentaba el joven Ignasi Cambra. “Todo lo que sea dar apoyo a la música me parece bien –añadía el hijo de Xavier Montsalvatge–, y si logramos darle más de un solo uso, seguro que el proyecto tendrá más fuerza. Nosotros estaríamos dispuestos a traer el archivo de mi padre si hubiera las condiciones de preservación necesarias”.
De hecho, la periodista Mònica Pagès, especializada en música clásica, autora de la reciente biografía de Alicia de Larrocha e impulsora de la campaña por la recuperación de la sala Granados, explica que “la gracia es mantenerla como sala de conciertos para el barrio, para la ciudad; es decir, que su actividad principal sea esa aunque también fuera polivalente y albergara presentaciones, etcétera. Y luego aprovechar los dos sótanos del edificio, de 300 m2 cada uno, para hacer un proyecto museístico”. “Un proyecto –apunta Pagès– que sin ser muy especializado explicara la historia del piano en Barcelona, desde Granados hasta Alicia de Larrocha. Y aprovechando que hay descendientes, mirar de que los archivos pudieran estar presentes de manera audiovisual. Porque físicamente aquí no cabrían más de tres o cuatro archivos, el espacio es reducido”.
Existe un proyecto del arquitecto Marc Cuixart que contempla todo eso, con un coste de seis millones de euros. Un proyecto puramente filantrópico, pues ningún empresario lo ve rentable con la actividad cultural que tendría. Pagès comunicó ayer que tienen pendiente una reunión con el actual concejal de Urbanisme, Daniel Mòdol. Al mismo tiempo, fuentes del Icub aseguraron que no tienen previsto hacer esta inversión, pues no ha llegado a plantearse ni a ponerse sobre la mesa durante este mandato.