Rituales de apareamiento
Ahora hace tres años, Artur Mas aprovechó una entrevista en TV-3 para entrar el concepto
win-win en el diccionario de tópicos de la política catalana. Lo hizo para explicar que el proceso no debía pensarse como un juego de suma cero, con vencedores y vencidos, sino que se tenía que desarrollar hasta que acabara de forma que ganara todo el mundo. Algunos entendieron que con esta introducción quería remarcar indirectamente que el concepto de proceso continuaba siendo un concepto de definición abierta. Un concepto ambiguo que muchos interpretaban como una abreviatura de “proceso independentista”, pero que, según él, también podía ser interpretado como un proceso de negociación en el que la independencia podía llegar a ser simplemente la posición de partida.
Durante su reciente gira estadounidense, el expresidente volvió a usar de manera elástica este concepto en una conferencia en la Harvard Law School. No podía haber encontrar un lugar más simbólico para reciclarlo. Este centro universitario acoge el que seguramente es el programa de negociación más famoso del mundo. Lo fundaron Roger Fisher, ya difunto, y William Ury, que también fundó con Jimmy Carter el International Negotiation Network y que lleva décadas actuando como consejero y mediador en múltiples conflictos internacionales. Ambos publicaron en 1981 un libro que se tradujo con el título Obtenga el sí. El
arte de negociar sin ceder, un best seller del que se han vendido más de ocho millones de copias y que se considera una de las principales obras de referencia en esta disciplina. También es una obra pionera en la apuesta por las técnicas de negociación
win-win. Las crónicas no explican si Ury estaba presente en el acto ni si Mas aprovechó para hablar con él, darle lecciones o buscar ayuda. Dada la gran originalidad de los métodos negociadores del líder del PDCAT seguro que habría sido interesante oírlos intercambiar puntos de vista sobre la diferencia entre las posiciones declaradas (lo que decimos que queremos) y los intereses subyacentes (lo que explica para qué queremos lo que decimos que queremos). O sobre cómo encontrar la mejor alternativa a un acuerdo negociado o cómo negociar con oponentes poco colaborativos desde situaciones precarias.
Resulta obvio que el proceso toma un significado diferente si se interpreta como un proceso hacia la independencia o como un proceso de negociación. Sobre todo si se tiene en cuenta que si todavía se tratara de un proceso de negociación ahora sería un proceso de negociación con fecha de caducidad. A nadie se le escapa que, cuando de lo que se trata es de negociar, no es previsible que las partes se precipiten haciendo antes de tiempo concesiones relevantes aunque contemplen la posibilidad de llegar a hacerlas. Mientras no llega el momento, lo que corresponde es sacar pecho, emitir sonidos distintivos y mover las alas. Xavier Arzalluz ya señaló el parecido entre las negociaciones políticas y los rituales de apareamiento en que los pájaros se muestran amenazantes para mirar de impresionar.
Arzalluz ya señaló el parecido entre las negociaciones políticas y los rituales de apareamiento