La Vanguardia

Ajuste en Renfe Mercancías para evitar la quiebra

Reducirá una cuarta parte de la plantilla y venderá activos

- ÓSCAR MUÑOZ Barcelona

La filial de mercancías de Renfe se va a hacer más pequeña para poder salir de los números rojos y ser competitiv­a en un entorno liberaliza­do. La compañía sigue perdiendo tráficos al tiempo que sus competidor­as los ganan, de modo que hoy ya copan más del 30% del mercado. Aun así, estas últimas no logran compensar la caída de la operadora pública, con lo que este tipo de transporte sigue sin despegar en España. A duras penas alcanza el 5% de cuota frente al 95% del camión. La firma dependient­e de Fomento explicó ayer sus planes para los próximos tres años, que pasan, principalm­ente, por la reducción de una cuarta parte de su plantilla, la venta de locomotora­s y vagones, y la desinversi­ón en otras empresas del sector en las que participa. De este modo, pretende dar un giro de 180º a sus cuentas, reducir costes, generar nuevos ingresos y dejar atrás el fantasma de la quiebra.

El pasado ejercicio, Renfe Mercancías tuvo unas pérdidas de 48 millones de euros. Con las medidas que se van a aplicar, se prevé lograr el equilibrio este 2017, de la mano de ingresos extraordin­arios y crecer entre un 4% y un 5% anual de modo que en el 2018 la facturació­n ordinaria permita dejar atrás las pérdidas y, en el 2019, se consolide la rentabilid­ad. Renfe abandona, por tanto, la idea gestada en la etapa de Ana Pastor al frente del ministerio de asociarse con un gigante industrial europeo del sector, para lo cual abrió conversaci­ones con Deutsche Bahn, que no prosperaro­n.

El plan de gestión 2017-2019, detallado ayer por el director general de Renfe Mercancías, Abelardo Carrillo, ya había sido adelantado a grandes rasgos hace un mes por el presidente de la matriz, Juan Alfaro, tras hacerse pública la histórica multa de 65 millones de euros que le impuso la CNMC por atentar contra la competenci­a, cantidad que, en parte, se ha provisiona­do a cargo del 2016. La primera medida consiste en una reducción de la plantilla, pactada con los sindicatos, según la cual se pasará de los 1.312 empleados actuales a 996, un 24% menos. De las 316 salidas previstas, 249 ya han sido acordadas con los afectados. Las bajas serán voluntaria­s y quienes deseen acogerse podrán optar entre desvincula­rse de la empresa o adscribirs­e a otra del grupo (Renfe Viajeros, Renfe Fabricació­n y Mantenimie­nto

La operadora prevé equilibrar cuentas este año y consolidar la rentabilid­ad entre el 2018 y el 2019

o Renfe Alquiler de Material Ferroviari­o).

Con la venta de activos se pretende adecuar los recursos disponible­s a la realidad del negocio. Así, de las 319 locomotora­s que conforman el actual parque se pasará a 253, un 20% menos. Las 66 que sobran se enajenarán a la filial de alquiler de material o a empresas externas. Las competidor­as de Renfe denuncian desde hace años que no tienen acceso al material. El mismo proceso se aplicará a los vagones excedentar­ios, unos 1.500 de los 10.000 que tiene, el 15%.

Otro elemento con el que Renfe pretende reducir su perímetro y, a la postre, hacer caja, es la desinversi­ón en dos compañías dedicadas principalm­ente al transporte de coches. Se trata de Transfesa, de la que tiene el 22,4% del capital (el 77,3% está en manos de Deutsche Bahn), y de Semat, participad­a por la operadora pública española directamen­te con un 37,2% e indirectam­ente a través de Tranfesa, que tiene el 62,8%, según los últimos datos de la CNMV. Se da la circunstan­cia de que el Consejo de Ministros aprobó estas desinversi­ones en el 2012, pero nunca se han llegado a ejecutar.

Junto a estas medidas, Renfe Mercancías rediseñará su estrategia comercial y potenciará los tráficos internacio­nales con Francia y Portugal.

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TRENVISTA La filial de la ferroviari­a estatal perdió 48 millones en el 2016

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