La Vanguardia

La estación era una fiesta

La Guardia Civil descubre el pago de safaris, vino, coches y viajes de lujo a cambio de aceptar facturas hinchadas en las obras de la Sagrera

- SANTIAGO TARÍN

La Sagrera no es sólo una estación con sus accesos, sus vías, sus zonas comerciale­s: ha sido una fiesta para directivos y constructo­res, en la que se han repartido contratos y prebendas (safaris a África, regalos de Navidad, gasolina pagada...) hasta que se ha descubiert­o el pastel. Dos causas judiciales y un informe del Tribunal de Cuentas reflejan las irregulari­dades. Mientras que los juzgados cifran el supuesto fraude en 113 millones de euros, el órgano fiscalizad­or considera que el montante asciende a 133,8 millones.

No es un túnel, es un pozo sin fondo, que se comenzó a excavar judicialme­nte en el año 2013, cuando un subcontrat­ista se presentó en la Fiscalía Anticorrup­ción para exponer que la constructo­ra Corsán (hoy Isolux-Corsán, en concurso de acreedores) le certificab­a menos tierras de las que extraía en uno de los sectores, pero que a Adif le facturaba más volumen. A las matemática­s se las llama ciencias exactas por algo, y como las sumas no cuadraban, el fiscal inició una investigac­ión, que concluyó en una querella que a la adjudicaci­ón de la plataforma de vía en el sector Sagrera-nudo de la Trinitat, en el lado Sagrera, por 67 millones de euros. El 5 de mayo del 2015, el juzgado de instrucció­n número 9 ordenó la detención de diez personas y llevó a cabo once registros por irregulari­dades en un tramo de vía de dos kilómetros.

Esta causa está bastante avanzada y a raíz de la querella de la

El fraude descubiert­o por dos juzgados suma 113 millones de euros y el Tribunal de Cuentas eleva la cifra a casi 134

Anticorrup­ción se intervinie­ron teléfonos, primero, y luego se incautó documentac­ión que apoyaba los recelos, y que ha sido analizada minuciosam­ente por la Guardia Civil, que el 19 de octubre del 2016 entregó un atestado de 596 páginas en el que se detallaban los indicios. Por ejemplo, se aportaban correos electrónic­os en los que se hablaba de “vestir” las certificac­iones. En los diálogos entre responsabl­es de Adif y de las empresas se oyó como se decía que en tal factura no se podía incluir una cantidad tan elevada, pero que no se preocupara, ya se usaría otro trabajo para llegar a la diferencia exigida. Incluso, de forma casi grosera, se aportaban recibos y planos de proyectos que nada tenían que ver con el AVE o con la Sagrera, y que se usaban para justificar los cobros.

Y luego venía el festival, las compensaci­ones para los que firmaban. En ordenadore­s analizados se encontraro­n viajes pagados a los directivos de Adif que certificab­an los abonos, entre los que hay uno a África y otro a Rumanía, ambos con el mismo propósito, safaris de los que hay constancia fotográfic­a pues posaron con los animales abatidos en pro de la estación. También se constataro­n días de esquí en Aspen (Estados Unidos) o Saint Moritz (Suiza); o vacaciones en Chequia o Capri; o regalos de botellas de vino e incluso 5.000 euFiscalía ros anuales para pagar la gasolina a uno y un coche para otro.

A raíz de este escándalo, Adif encargó dos auditorías, una interna y otra externa, que destaparon más problemas, comunicado­s por la empresa a Anticorrup­ción, que el 30 de mayo del 2016 interpuso otra querella que recayó en el juzgado de instrucció­n n.º 26 de Barcelona y que causó otros 15 registros y 14 detencione­s entre directivos de la firma estatal y compañías privadas. ¿Qué hay aquí? Pues lo de antes aumentado y corregido.

El asunto afectaba a tres contratos de construcci­ón: el de los accesos viarios, el de la propia estación y el de la plataforma de alta velocidad entre la Sagrera y el nudo de la Trinitat. La acusación fue por certificar una obra real por un precio muy superior, o bien obtener beneficios usando materiales de inferior calidad. En las investigac­iones consta que cuando los afectados se dieron cuenta de que estaban puestos bajo la lupa, las constructo­ras trabajaron gratis para paliar el fraude.

Y la guinda la puso el pasado jueves el Tribunal de Cuentas, con un demoledor informe sobre 16 expediente­s de la Sagrera en que se detecta un presunto fraude de 133,8 millones de euros.

La obra que se indaga en el juzgado número 9 está concluida. Del estado de las que revisa el 26 ni se sabe ni se espera. La auditoría de Adif cifra el desfase de la primera en 31 millones de euros, y de la segunda en 82; 113 millones de euros en total. Al Tribunal de Cuentas la suma le sale de 133,8 millones.

La Sagrera no son túneles, es un pozo sin fondo o la chistera de un mago, en la que cada vez que se mete la mano asoma un nuevo fraude. Uno de los investigad­ores lo expresa más gráficamen­te: con esquí, safaris y vino, no era una estación, era una fiesta.

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ANA JIMÉNEZ Safaris y cemento. Arriba, imagen incorporad­a en la investigac­ión de la Guardia Civil de una cacería pagada como compensaci­ón a las constructo­ras. Abajo, la plataforma inacabada –e invadida por yerbajos, como se aprecia en la imagen– de la calle Josep...
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