¡Viva los restaurantes de pocas palabras!
Instrucciones al servicio (1745) es un libro de Jonathan Swift menos conocido que los Viajes de Gulliver o que Una modesta proposición para evitar que los niños de los pobres de Irlanda se conviertan en una carga para sus padres o para el país y para convertirlos en un servicio público. Con el estilo de un manual de buenas maneras, Swift fue escribiendo una serie de consejos a la cocinera, al lacayo, al portero, a la nodriza y a todos los trabajadores de una gran casa, para ayudarles a escaquearse todo lo que puedan, tomar el pelo y robar a sus amos. Cuando me llegue el primer ejemplar de Taula i barra. Diccionari de menjar i beure de Quim Monzó lo pondré al lado del volumen de Swift: son primos hermanos. Hace un tiempo, Monzó escribió unos consejos a para jóvenes cocineros, con una selección de recetas patilleras que actualizaban su espíritu. Más allá de esta influencia –o de esta coincidencia– tienen una mirada similar sobre el mundo, que comparten con Voltaire y su Cándido. Grandes discursos optimistas, venga a tocar el violín, venga a llenarse la boca con la tradición, los ingredientes de proximidad y el óptimo servicio, y después las cosas son como son.
Taula i barra está montado con forma de diccionario y tiene una gran variedad de tonos. Monzó critica a cocineros, camareros y clientes con todos los registros del humor: de la ironía a la sátira, el humor negro y humor absurdo. Pero como también es un entusiasta de las cosas sencillas y bien hechas, el libro contiene artículos que son un canto a las virtudes de la cocina de siempre, amenazada por la cocina de diseño. Aparecen en sus páginas algunos de sus restaurantes favoritos de los últimos años, entre el mercado de Sant Antoni y la avenida Mistral, donde Monzó ha creado un microcosmos literario, parecido al de Joan de Sagarra en torno al paseo Sant Joan. Can Vilaró, la antigua bodega Montferry de la calle Sepúlveda, el bar de la Mari de la avenida Mistral-Entença son restaurantes de pocas palabras: lo importante es el comer. A Monzó le gusta ir solo, pedir, repetir, rebanar y dejar el plato limpio como una patena. Esta mezcla de crítica y entusiasmo, de decepción fatalista y recomendación candorosa, hacen de Taula i barra un libro personalísimo. Había un montón de artículos y he disfrutado como un camello seleccionándolos. Come a gusto y placentero y que ayune tu heredero.