Pasión sin fondo
Sampaoli ha perdido ángel desde que se atrevió a decir que pelearían la Liga
El 1 de marzo Luis Enrique anunciaba su adiós al banquillo barcelonista para el final de la temporada. La noche siguiente se enfrentaban en el Sánchez Pizjuán el Sevilla de Jorge Sampaoli y el Athletic de Ernesto Valverde. La fotografía entre ambos tenía mucho morbo porque se trataba de dos de los nombres que aparecieron rápidamente en las quinielas de aspirantes a dirigir al Barça. Pero desde entonces el conjunto hispalense ha caído en un socavón físico y moral que le ha llevado a no ganar ninguno de sus últimos cinco partidos. Por el camino ha quedado eliminado en la Liga de Campeones ante el Leicester y ha perdido la ventaja que tenía con respecto al Atlético en la lucha por la tercera plaza. Pero no sólo eso, sino que la inquietud se ha instalado en el club y en la afición, que ha visto cómo su arquitecto, Monchi, ha desvelado que deja en junio la dirección deportiva de la entidad. Para más inri el conflicto del club con los ultras ha enrarecido el ambiente, siempre apasionado, que se vivía en la caldera de Nervión.
En todo este bajón la figura de Sampaoli ha perdido un cierto ángel. Hasta hace unas semanas el sampaolismo era poco menos que una religión para el sevillismo, pero llegando a la Semana Santa, el técnico ha bajado de las alturas. En los momentos de máxima felicidad, como cuando el Madrid mordió el polvo en el Pizjuán, el entrenador se atrevió a soñar con la Liga y a decirlo públicamente. Viendo cómo lo vivía Sampaoli, correteando por la banda, con su sempiterno chándal, nada parecía imposible. No es que el Sevilla fuera una máquina pero se trataba de un equipo que ganaba por agotamiento del rival y que atrapaba milagros en los últimos minutos.
Pero últimamente es como si se hubiera quedado sin fondo. De armario no tuvo nunca mucho porque Sampaoli, como Marcelo Bielsa, es de los que prefieren tener un equipo fijo y hacer pocos cambios. Esto puede haber pesado en el rendimiento. El entrenador está más acostumbrado a brillar en torneos cortos, como los dos aperturas y el clausura que conquistó con la Universidad de Chile, o la Copa América que ganó con la selección chilena. Son campeonatos en los que hay que salir con el turbo puesto porque no dejan mucho margen de error. Así empezó el Sevilla, como un velocista. Ahora bien eso no significa que Sampaoli y los suyos vayan a tirar la toalla. Aunque Nasri haya decidido ser en el último mes el jugador desaparecido de pasadas campañas. Aunque el Mudo Vázquez se haya diseminado. Aunque N’Zonzi haya sido exprimido.
“Queremos jugar con coraje y valentía. Hemos de tener rebeldía en los malos momentos. He preparado distintas alternativas. El Barcelona requiere buscar cambios estructurales para hacerle daño”, dijo ayer un Sampaoli que no garantiza su permanencia en el club.
“Tengo contrato pero la foto del entrenador la cambian los resultados. Sin Monchi a lo mejor el Sevilla busca otro técnico”. Qué rápido cambia el fútbol.
JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ El Sevilla llega tras sumar 5 duelos sin ganar, eliminado de Europa y digiriendo el adiós de Monchi