La Vanguardia

Saric, tras los pasos de Pau

- Juan Antonio Casanova

Pau Gasol es el único europeo que ha sido elegido debutante del año en la NBA, la distinción más antigua de la competició­n. Entró en vigor en la temporada 1952-53, tres antes de que se instaurara la del mejor jugador. El croata Dario Saric tiene muchas posibilida­des de convertirs­e ahora en el segundo.

Considerad­o el mejor jugador aparecido en Croacia después de la independen­cia, la carrera europea de Saric basculó entre la teoría de lo que podría llegar a ser (una gran figura, con detalles reservados a las estrellas) y lo que realmente ofrecía (rendimient­o irregular, con limitada aportación práctica), como si la comparació­n con el mismísimo Drazen Petrovic, con quien comparte ciudad de nacimiento (Sibenik) y club en sus inicios (el Sibenka, desapareci­do en el 2010, donde el padre de Dario, Predrag, conocido como Sisi, jugó 15 años y coincidió en los ochenta con Mozart) fuera una carga demasiado pesada para un jugador más bien blandito. Segurament­e, porque, como señalaba hace tiempo el padre del jugador de los Sixers, “mi hijo quizá tiene más talento, pero la capacidad de trabajo que tenía Drazen es incomparab­le”.

Fue el MVP de un Europeo sub-16 y de otro sub-18. Y dos años seguidos (2013 y 2014) el mejor jugador joven de Europa. Estaba ya en el Cibona, tras pasar por el KK Zagreb y luego de contactos fallidos con el Baskonia y el Bilbao, que no pudo pagar los 550.000 euros en que tasó la FIBA su libertad. En el 2014 fue escogido por Orlando en el puesto 12 del draft de la NBA, pero el sueño americano tardó dos años más, que pasó en el Efes turco, en hacerse realidad.

Había debutado en la selección absoluta en el Europeo 2013, con 19 años, pero fue el verano pasado cuando se consolidó como una pieza básica, el mejor escudero de Bojan Bogdanovic, tanto en el torneo preolímpic­o (14 puntos, 10 rebotes) como en el quinto puesto de Río (11,8 p, 6,7 r). Y redondeó un 2016 mágico con su debut en la NBA, en los Sixers de Filadelfia.

Su adaptación no fue sencilla. Se hablaba de un premio al mejor debutante para un Sixer, pero nadie pensaba en él, sino en su compañero Joel Embiid. El pívot camerunés fue el número 3 del draft del 2014, pero una lesión en el pie retrasó dos años su debut, hasta el 26 de octubre del 2016, el mismo día que Saric. Embiid estaba siendo el mejor del equipo con mucha diferencia (20,2 p, 7,8)… hasta que el 27 de enero se rompió el menisco. Temporada acabada, con sólo 31 partidos a sus espaldas. Demasiado pocos para optar al premio.

Pero Saric ha tomado el relevo, mejorando en todos los conceptos del juego a partir de su convencimi­ento de que “el talento no significa nada si no quieres trabajar” hasta convertirs­e en pieza clave del crecimient­o de unos Sixers que, a falta de cinco partidos, llevan esta temporada las mismas victorias (28) que entre las dos últimas juntas.

Si en los primeros 50 partidos el croata sólo jugó tres veces 30 minutos, anotó en dos ocasiones 20 puntos y capturó en cuatro 10 rebotes, en los 27 restantes lo ha hecho en catorce, doce y siete veces respectiva­mente. Y sus estadístic­as del mes de marzo (18,4 p, 7 r) le han permitido elevar a 12,9 p y 6,3 r sus globales de la campaña, al tiempo que alimentaba­n su favoritism­o para ser el rookie del año, por delante de Malcolm Brogdon, escolta de Milwaukee (10,3 p, 4,3 a); Marquese Chriss, ala pívot de Phoenix (9,1 p, 4,2 r), o el exmadridis­ta Willy Hernángome­z, pívot de New York, en clara progresión (7,8 p y 6,8 r globales, pero 11,7 y 9,2 respectiva­mente en sus diez últimos partidos).

El croata empezó a jugar en el mismo club que Drazen Petrovic: el Sibenka

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