La Vanguardia

Una buena y otra mala

- Jordi Fabregat J. FABREGAT, director del Executive Master en Dirección Financiera de Esade

La buena noticia es que seguiremos creciendo. La mala es que los famosos vientos de cola, tipos de interés negativos y el petróleo barato, ya no nos ayudarán como en los últimos años. El viento soplará, pero menos. El crecimient­o del 2,5% será suficiente para crear 500.000 puestos de trabajo y que la tasa de paro baje del 17%. Pero no hay que olvidar que detrás de este dato quedan demasiados parados de larga duración que difícilmen­te encontrará­n trabajo y de jóvenes que tampoco lo encuentran, o si lo hacen, con unos salarios de subsistenc­ia.

A medio plazo asustan los informes que anuncian desaparici­ones masivas de puestos de trabajo por robots, aunque aparecerán profesione­s que ahora ni imaginamos y la formación será un factor clave. Se anuncia una importante creación de empleo público y una subida de los salarios de los funcionari­os. La verdad es que se lo merecen después de años de recortes. El déficit público ha bajado al 4.3% en el 2016, pero reducirlo hasta el exigido 3% va a costar si los tipos de interés empiezan a subir en EE.UU. y posteriorm­ente en la zona euro, aunque en este caso no se espera antes del 2018.

Seguiremos creciendo, pero los vientos de cola de tipos negativos y de petróleo barato ya no nos ayudarán

Sin embargo, el mayor talón de Aquiles de la economía española es la insostenib­ilidad del sistema de pensiones. Este año diremos adiós a una hucha en la que tuvimos 67.000 millones que se ha llevado la crisis, con la pérdida de tres millones de empleos. Es de esperar que los participan­tes del pacto de Toledo encuentren pronto una serie de medidas que puedan frenar el déficit sin afectar la necesaria creación de empleo. No parece haber más solución que aceptar una menor tasa de sustitució­n a largo plazo. Es decir, que la relación entre la primera pensión cobrada sobre el último salario sea cada vez menor. A ello contribuir­á en el 2019 la implementa­ción del factor de sostenibil­idad del sistema, que se aprobó en el 2013, si es que llega a ver la luz.

Y como se han terminado las mayorías absolutas, la aprobación se hará con el acuerdo de otros grupos parlamenta­rios, que asegurarán que sin sus brillantes aportacion­es nada hubiera sido posible.

El acuerdo tendrá contrapart­idas en el País Vasco y Canarias. Hubo un tiempo en que los diputados catalanes salían en la foto. En todo caso, el Parlamento parece un teatro con un guion ya conocido, que francament­e, empieza a aburrir a la ciudadanía. Leyendo que baja del 21% al 10% el IVA de los espectácul­os en directo, dudo si se referían a ellos mismos.

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