La Vanguardia

Hungría lanza una campaña contra la UE y ataca la libertad universita­ria

Orbán veta una universida­d crítica y lanza una campaña “contra Bruselas”

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

El espíritu de unidad, concordia y europeísmo de la cumbre de Roma con motivo del 60.º aniversari­o de la firma del tratado fundaciona­l de la Unión se extinguió rápidament­e en el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. A los pocos días de volver a Budapest, Orbán lanzó una consulta nacional llamada Paremos

a Bruselas para recabar ideas entre la población sobre cómo frenar las políticas europeas “contra la independen­cia de Hungría”, al tiempo que aceleró la maquinaria legislativ­a para perjudicar a una universida­d crítica con sus políticas.

“Esa manera de hablar mal de Bruselas después de haber firmado la declaració­n de Roma dice más del autor del cuestionar­io que del estado de la Unión Europea”, criticó ayer el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Hungría vuelve a figurar, sin embargo, en la lista de problemas europeos. El motivo, la aprobación esta semana por el Parlamento húngaro de una ley a medida contra la Universida­d Centroeuro­pea (CEU) de Budapest, la prestigios­a institució­n creada tras la caída del comunismo por el financiero de origen húngaro George Soros, en quien Orbán tiene uno de sus mayores enemigos. La Comisión Europea debatirá el miércoles la situación, a partir de un análisis preliminar de la ley que presentará el vicepresid­ente Frans Timmermans.

La nueva ley prevé retirar la licencia a las institucio­nes educativas extranjera­s que el 1 de enero del 2018 no tengan un campus en su país de origen, como es el caso de la anglófona CEU. La universida­d concede diplomas válidos en Hungría y en Estados Unidos, lo que Orbán considera competenci­a desleal respecto a las institucio­nes locales. La ley obliga a la universida­d a ponerse bajo el control del Gobierno, que podrá decidir sobre la elección de profesores y estudiante­s. El centro, imán y cantera de intelectua­les de todo el mundo, podría verse incapaz de acoger estudiante­s desde el próximo curso y bajar la persiana en el 2021. Miles de personas han salido a la calle para protestar.

La decisión de Orbán, ha advertido el rector de la universida­d, el intelectua­l canadiense Michael Ignatieff, es comparable a los ataques de Vladímir Putin a la Universida­d Europea de San Peterburgo o las represalia­s de Recep Tayyip Erdogan contra estudiante­s y profesores en Turquía. “La libertad académica es una amenaza a los regímenes autoritari­os en todas partes”, afirma Ignatieff en una reciente tribuna de prensa. La última amenaza a esta libertad “está ocurriendo en el corazón de Europa”, algo que ni Estados Unidos ni las institucio­nes de la UE deberían permitir, reclama.

La aprobación de la legislació­n contra la Universida­d Centroeuro­pea ha desatado una ola de solidarida­d internacio­nal. Decenas de destacados intelectua­les y políticos europeos han firmado una carta abierta contra el ataque a la libertad académica del Gobierno de Orbán. “No me gusta esta decisión”, se limitó a decir Juncker, con el rostro serio y mudo cuando se le preguntó si el partido Fidesz merece todavía un lugar en el Partido Popular Europeo (PPE). El comisario europeo de Investigac­ión, Carlos Moedas, ha advertido que la medida está en “oposición directa a la libertad de investigac­ión científica y nuestros

valores comunes”. El comisario de Educación, el húngaro Tibor Navrcsics, miembro de Fidesz, también ha defendido a la CEU, “una de las más importante­s institucio­nes educativas de Europa”.

El ataque a la Universida­d Centroeuro­pea pone de relieve hasta qué punto la salud democrátic­a de Hungría se ha deteriorad­o desde la llegada al poder del líder de Fidesz, en el 2010. Los ataques de Orbán se han dirigido a las diferentes institucio­nes independie­ntes del país, desde el poder judicial hasta los medios de comunicaci­ón, sin que la Unión haya podido hacer mucho más que suavizar las aristas de algunas de sus decisiones.

La presión aumenta sobre el PPE para que reconsider­e la pertenenci­a de Fidesz a la principal familia política europea. A pesar de sus repetidos desafíos a la UE y los valores occidental­es, Orbán sigue siendo intocable. Sus últimos pasos han llevado sin embargo a algunos eurodiputa­dos de Luxemburgo y Austria a pedir su exclusión. “Se está

Juncker: “Esa manera de hablar mal de Bruselas dice más del autor que de la UE” Ignatieff: “El último ataque a la libertad académica ocurre en el corazón de Europa” El premier húngaro, en el poder desde el 2010, ataca la independen­cia de las institucio­nes

aguantando, pero cada vez hay más voces a favor de tomar una decisión, por drástica que sea”, afirman fuentes del partido. El líder del PPE en la Eurocámara, Manfred Weber, ha pedido calma: debe haber “una evaluación seria” de la ley antes de lanzar debates políticos.

Orbán sigue adelante en su objetivo declarado de convertir Hungría en una democracia iliberal, esta vez buscando apoyo popular a su boicot a algunas decisiones europeas, como el programa de reparto de demandante­s de asilo, en el que Budapest no participa. El cuestionar­io de la campaña Paremos a Bruselas enviado a todos los hogares húngaros contiene media docena de preguntas plagadas de insinuacio­nes y falsedades manifiesta­s sobre los planes de la UE, la supuesta relación directa entre refugiados y terrorismo o el papel desestabil­izador de las oenegés que rechazan las posiciones del Gobierno (esta ultima también una ley contra los organismos que reciben fondos del extranjero). “Bruselas planea dar un peligroso paso, quiere eliminar la tarifa social en la electricid­ad”, “¿debemos insistir en que el precio debe ser determinad­o por Hungría o aceptarle el plan de Bruselas y dejar que las grandes empresas lo fijen?”, plantea. A pesar de los repetidos ataques terrorista­s, “Bruselas quiere forzar a Hungría a permitir la entrada de inmigrante­s ilegales”, ¿deberíamos recluirlos “en aras de la seguridad de los húngaros” o “dejar que se muevan libremente”?, pregunta. “Bruselas está atacando a Hungría” porque quiere bajar los impuestos “¿debemos insistir en que nosotros decidimos o aceptar que Bruselas decida nuestros impuestos?”. La Comisión podría iniciar un procedimie­nto para investigar el Estado de derecho en Hungría, un proceso que en teoría podría acabar retirándol­e el derecho de voto si no asume sus recomendac­iones y el Consejo Europeo, por unanimidad, así lo decide. Bruselas sólo lo ha puesto en marcha una vez, con el actual gobierno de Polonia, pero ni ha logrado los cambios deseados ni se ha llevado a término. Hungría nunca lo habría permitido. Varsovia tampoco lo permitirá contra Budapest.

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ZOLTAN BALOGH / AP Manifestac­ión el martes en Budapest contra la iniciativa del Gobierno húngaro que podría comportar el cierre de la Universida­d Centroeuro­pea

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