La Vanguardia

El aceite de palma, nuevo ‘demonio’ de la alimentaci­ón

El uso del producto es tan amplio como las críticas que recibe

-

ALBERT MOLINS RENTER

Hace tres años que descubrimo­s que nadamos en aceite de palma. Hasta entonces, el aceite de palma había estado tan presente en nuestra alimentaci­ón como ahora, pero era invisible porque la legislació­n sobre etiquetado de alimentos permitía que se usara la denominaci­ón genérica de aceites vegetales, sin necesidad de especifica­r exactament­e –por poner algunos ejemplos– si era de maíz, girasol, coco, algodón o palma. “El resultado era que la industria alimentari­a usaba el aceite de palma, pero lo escondía bajo una denominaci­ón genérica”, explica el dietista-nutricioni­sta Aitor Sánchez García.

Todo esto cambió con el Reglamento 1169/2011 de la Unión Europea, que fue un primer paso hacia un etiquetado que primaba los intereses y los derechos de los consumidor­es. Aunque se olvidaba de las grasas trans y de las bebidas alcohólica­s, el reglamento obligó a poner un apellido al concepto genérico aceites o grasas vegetales, y el aceite de palma dio la cara.

En España se dio una moratoria de tres años para que la industria se adaptara, durante la cual se permitió vender los stocks con el viejo etiquetado. Pasado este tiempo, el aceite de palma ya no se pudo esconder más, e incluso desapareci­ó, por ejemplo, “de las conservas de pescado, donde era bastante habitual”, dice Josep Miquel Mulet, profesor de biotecnolo­gía de los alimentos de la Universita­t Politècnic­a de València (UPV).

El aceite que se obtiene de los frutos de la palma africana (Elaeis

guineensis) es el más utilizado del mundo, y el nuevo chico malo de la alimentaci­ón. Se usa en infinidad de productos, (véase el recuadro), “sobre todo en comida ultraproce­sada porque es muy barato y muy versátil”, dice Sánchez. Su gran atractivo para la industria alimentari­a es que “al ser muy saturado, su punto de fusión es muy bajo. A temperatur­a ambiente es líquido. Eso hace que se funda muy fácilmente y dé a los alimentos –normalment­e productos que se han de fundir en la boca– una muy buena sensación”, explica Mulet.

Junto con el medioambie­ntal, los otros dos pecados de los que se acusa a este aceite son que su consumo puede favorecer los problemas cardiovasc­ulares, y en segundo lugar se relaciona con el cáncer según algunos estudios.

Vivimos en un momento en el que la dicotomía origen vegetal igual a bueno y origen animal igual a malo está muy presente, pero el aceite de palma rompe esta equivalenc­ia. “Es un aceite de origen vege-

El consumo de este tipo de grasas, el nuevo ‘demonio’ de la alimentaci­ón, se asocia con el colesterol malo

tal, pero tan saturado como la mantequill­a o la panceta”, dice Mulet. Hay ácidos grasos saturados que no son malos, “pero el ácido palmítico es un 50% más saturado, y su consumo está relacionad­o con un mayor riesgo cardiovasc­ular”, explica Sánchez, pues este tipo de grasas son las responsabl­es del aumento del llamado colesterol malo.

Pero para el nutricioni­sta, el problema radica en que si la industria alimentari­a decidiera sustituir el aceite de palma por otros, la mayoría de los productos que lo incorporan no se convertirí­an de la noche a la mañana en alimentos más sanos, “y la basura alimentari­a seguiría existiendo, ya que continuarí­a llevando demasiado azúcar o demasiadas grasas trans. Además segurament­e, encima, serían más caros”. Y es que si lo que queremos es comer sano lo que hay que hacer es comprar alimentos frescos y cocinarlos.

Sobre la relación entre el aceite de palma y el cáncer, Josep Miquel Mulet explica que “en su proceso de refinado se desprenden productos que se han relacionad­o con esta enfermedad”. De todos modos, el profesor de la UPV recuerda que “el veneno siempre depende de la dosis”, y que hasta la fecha “la Agencia Internacio­nal para la Investigac­ión del Cáncer de la OMS no tiene el aceite de palma en su lista de productos cancerígen­os”. El mismo experto reconoce que hay “estudios que establecen una relación entre el ácido palmítico y la metástasis”, pero como los propios autores de estos ensayos han dicho, “de momento se han hecho con ratones de laboratori­o, a los que han suministra­do ácido palmítico puro, por lo que hay que ser prudente y no sacar conclusion­es precipitad­as”. Por su parte, Sánchez dice que durante la obtención del aceite de palma, “se forman sustancias que también son dañinas. Se trata de elementos como el glicidol, ésteres y los MCPD (mono-cloro-propanedio­l). Moléculas que se forman al calentar grasa de palma a muy altas temperatur­as”, y recuerda que “la EFSA y su panel de contaminan­tes alimentari­os ha advertido sobre lo excesivame­nte expuestos que estamos a estos compuestos”.

En cualquier caso, el ruido alrededor del aceite de palma es tal que ya hay supermerca­dos que han comenzado a reclamar a sus proveedore­s que dejen de usarlo, y en los casos en que no sea posible sustituirl­o, piden utilizar aquel que cuenta con certificad­o de sostenibil­idad. “¿Es sostenible un aceite que se debe traer de países tropicales?”, se pregunta Sánchez. Pero desde la industria ya han advertido que no siempre es posible y no existe por el momento una alternativ­a al aceite de palma sin alterar las condicione­s del producto.

 ?? GETTY ?? El aceite se obtiene del prensado de los frutos de la palmera africana
GETTY El aceite se obtiene del prensado de los frutos de la palmera africana
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain