La Vanguardia

“El Reino Unido pierde más que la UE”

El ex viceprimer ministro británico Nick Clegg califica el Brexit de “acto de autolesión extraordin­ario”

- GEMMA SAURA Barcelona

Quizá porque es hijo de una holandesa, porque su esposa es española o porque estudió en el Colegio de Europa de Brujas, Nick Clegg es una de las voces más europeísta­s en la política británica. El exlíder liberaldem­ócrata, que fue viceprimer ministro en el primer gobierno del tory David Cameron, está convencido de que los británicos se arrepentir­án de su decisión de salir de la UE, “uno de los actos de autolesión más extraordin­arios tomados por un país democrátic­o en la era moderna”.

Clegg, de 50 años, estuvo ayer en Barcelona invitado por la Asociación de Empresas de Gran Consumo (Aecoc) para hablar sobre el Brexit. En su conferenci­a, atacó con dureza a la primera ministra Theresa May, a quien acusó de haber sucumbido al hostigamie­nto del ala ultra de su partido y de la envalenton­adaprensad­ederechas al decantarse por el llamado Brexit duro. “May no tenía ninguna necesidad de optar por la salida del mercado único y la unión aduanera. Está condenando al Reino Unido a una relación económica con Europa más distante que la que tienen Noruega, Islandia o Turquía”, reflexionó.

El libdem ha unido fuerzas con los ex premiers Tony Blair (laborista) y John Major (conservado­r) para presionar a May e intentar que “dé marcha atrás y acepte la necesidad de un compromiso” con la UE. El peligro, advierte Clegg, es que se impongan los radicales y Londres vuele los puentes: “Hay sectores en Westminste­r que están pidiendo no perder tiempo negociando y salir de la UE sin ningún acuerdo. Es un objetivo ideológico y tienen mucho poder ahora”. En un discurso que repite en su país, Clegg subrayó que si bien el Brexit será doloroso para ambas partes, el Reino Unido “va a perder más”. Un 44% de sus exportacio­nes van a la UE y un 13% del PIB depende de ellas. En cambio, para la UE de los 27 el comercio con Londres supone el 3% del PIB.

Por ahora, su combate es lograr una ruptura civilizada. Pero Clegg no pierde la esperanza de que el Brexit se evite si los británicos rechazan en un segundo referéndum el acuerdo final con Bruselas. “Si podemos mantener la indignació­n de los jóvenes, su energía... Cuando vean que sus oportunida­des económicas, sociales y culturales se reducen. Aún no sabemos qué es el Brexit. Nadie explicó a los británicos qué estaban votando. Les vendieron una utopía. Por eso la gente tiene derecho a tomar la decisión final. La idea de hacer un segundo referéndum es de los brexiters,

que ahora se echan atrás”. Clegg, número dos de Cameron cuando permitió el referéndum de independen­cia a Escocia, no quiso enredarse en el paralelism­o catalán: “Este debate no es para Bruselas o políticos extranjero­s”, dijo. Clegg afeó a los nacionalis­tas escoceses su “oportunism­o” al exigir otro referéndum sólo tres años después del primero, pero también criticó a May y los tories por no anticipar el seísmo territoria­l que provocaría el Brexit. “El peligro que suponía para la integridad del Reino Unido o para el mantenimie­nto de la paz en Irlanda del Norte fueron cuestiones ignoradas en el debate del Brexit”, denunció.

Aterrizaba en España en un momento delicado, con la polémica gibraltare­ña en ebullición. Por eso rechazó conceder entrevista­s a medios. Clegg descartó que la soberanía británica del Peñón esté en cuestión (“ahí no hay nada que hacer”) y consideró que el pulso se centrará sobre el estatus fiscal. “Es inevitable que el Gobierno español reabra el debate y trate de cambiarlo. Imaginemos que hubiese una gran roca española al lado de Dover, con una cultura fiscal propia... el Gobierno británico también querría cambiarlo”, admitió.

“Si en Dover hubiese una roca española con un régimen fiscal propio, Londres se opondría”

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