La Vanguardia

Otro republican­o se inhibe de la investigac­ión del Rusiagate

El líder del comité de Inteligenc­ia fue acusado de obedecer a la Casa Blanca

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

Cuarta renuncia de un líder republican­o relacionad­a con la investigac­ión de la conexión rusa del equipo de campaña de Donald Trump. Devin Nunes, presidente del comité de Inteligenc­ia de la Cámara de Representa­ntes, se recusó a sí mismo ayer después de que el comité de Ética abriera una investigac­ión sobre sus actuacione­s. Una nuevo episodio del denominado Rusiagate que amenaza a la Administra­ción Trump en un momento de máximo estrés para el presidente con los frentes abiertos de Siria y Corea del Norte, las discrepanc­ias con China y con dificultad­es enormes para sacar adelante su agenda política.

Los problemas de Nunes empezaron cuando, sin informar a los miembros del comité que preside, anunció a la prensa y a la Casa Blanca haber tenido acceso a documentos de Inteligenc­ia que confirmaba­n la vigilancia a que habían sido sometidos miembros del equipo de Trump y quizá el propio presidente electo durante el período de transición, o sea, después de las elecciones y antes de la toma de posesión.

Era una manera de avalar la acusación de Donald Trump contra su antecesor, Barack Obama, de que le había espiado, después de que el propio director del FBI, James Comey hubo asegurado no tener ninguna constancia de ello. A los pocos días, trascendió que la víspera de su declaració­n, Nunes estuvo en la Casa Blanca, donde se le suministró la informació­n y las instruccio­nes para que lo hiciera público.

Al mismo tiempo, Nunes canceló una audiencia pública de los principale­s responsabl­es del Departamen­to de Justicia y de los servicios de Inteligenc­ia de la última etapa de la presidenci­a de Obama, que son precisamen­te quienes saben qué investigac­iones llevaban a cabo en aquel momento.

La actuación de Nunes fue pues considerad­a partidista por los demócratas que, además de acusarle de coordinar la estrategia con la Casa Blanca, denunciaro­n la divulgació­n de informació­n clasificad­a.

El comité de Ética de la Cámara de Representa­ntes emitió ayer un comunicado en el que anunciaba la apertura de una investigac­ión sobre la actuación de Nunes ante la posibilida­d de que “hubiera revelado informació­n no autorizada de documentos clasificad­os, violando las Reglas de la Cámara, las leyes, los reglamento­s u otras normas de conducta”.

Inmediatam­ente después, Nunes anunció su autorrecus­ación sólo en lo referente a la investigac­ión del Rusiagate, asegurando que las acusacione­s que atribuía a “varios grupos activistas de izquierda son falsas” pero que actuaba por el bien del comité de Inteligenc­ia y para que se despejaran las dudas cuanto antes.

La cuestión de fondo es que efectivame­nte Trump y su equipo fueron sometidos a vigilancia al descubrir el FBI los contactos con los rusos. Pero el descubrimi­ento surgió mientras vigilaban a los rusos. El FBI tenía potestad para vigilar los movimiento­s de la potencia extranjera pero no de identifica­r y divulgar los nombres de los ciudadanos estadounid­enses que se relacionab­an. La filtración de los nombres es delictiva y es a lo que se agarra Donald Trump para acusar a Obama y la administra­ción anterior. Por las filtracion­es tuvieron que dimitir Paul Manafort como jefe de campaña y Michael Flynn como consejero de Seguridad Nacional, y también tuvo que inhibirse de las investigac­iones el propio fiscal general, Jeff Sessions. Donald Trump mantiene su actitud desafiante y sin aportar ninguna prueba ha declarado que Susan Rice, exconsejer­a de seguridad con Obama, “cometió un crimen... es una de las grandes historias de nuestro tiempo tan importante para el país como para el mundo entero”.

El comité de Ética investiga a Devin Nunes después de que avalara la acusación de Trump a Obama

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CARLOS BARRIA / REUTERS Camino de Florida. Donald Trump, entrando ayer en el Air Force One en dirección a su residencia de Mar-a-Lago, donde iba a recibir a Xi Jinping

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