El fiscal pide mil euros a una madre que difamó a una maestra en un watsap
La acusada dijo en el grupo de padres que la docente se comía la merienda de su hijo
La profesora señala que “no podía pasar de puntillas” por las calumnias, de las que no obtuvo disculpas
Si la madre se hubiese disculpado como debía, a la maestra le habría bastado. Pero no lo hizo, o no lo hizo adecuadamente, y ahora se enfrenta a una multa de mil euros por un delito de calumnias. Esta es la sanción que pide el fiscal del juzgado de lo penal número 3 de Vigo que considera probado que la madre envió en enero de 2016 un mensaje al grupo de padres del colegio de su hijo con el ánimo de calumniar a la maestra.
El martes, en el banquillo de los acusados, y tras fracasar varios intentos de conciliación, la mujer reiteró que los hechos no le parecían graves. “Creí a mi hijo porque era lo que él me comentaba y no me parece grave decirlo”, afirmó ante el tribunal. Por su parte, la maestra declaró: “Era una calumnia y no podía pasar de puntillas”. La multa podría ser sustituida por otra de 540 euros si finalmente la magistrada entiende que se trató de injurias y no de calumnias.
El 14 de enero de 2016, los padres de la clase de quinto de primaria de la escuela de Carrasqueira, en la localidad viguesa de Coruxo, recibieron en el móvil el watsap de L.D. con “lo que está sufriendo mi hijo”: “La profesora se dedica a zarandearlo de malas formas, a tirarle del brazo, se burla de él, le tira las fichas del puzle al suelo, le come el bocadillo”. L.D. explica que el niño va “con miedo” al colegio. “Con esto –continúa el mensaje– os quiero decir que controléis a vuestros hijos, que les preguntéis por esa individua, y si pasa con alguno más, tenemos que hacer fuerza entre todos y plantarle cara”.
La docente era una maestra de apoyo en el aula del hijo de la demandada. Llevaba nueve años trabajando en la escuela cuando sucedieron los hechos.
El watsap llegó a oídos de la dirección del colegio que, dos semanas después, citó a la acusada para confirmar su contenido. En esa reunión L.D. se comprometió a retirar las acusaciones y disculparse en el mismo grupo de la clase. Pero lo que hizo fue enviar un mensaje diciendo que el comentario fue realizado en un grupo equivocado. La profesora agraviada consideró insuficiente el descargo y la demandó. En un primer intento, el juzgado trató de conciliar, pero no lo logró.
Durante este proceso, los niños se burlaban de la docente ofreciéndole “bocatas de chorizo”. La afectada estuvo arropada en el juicio por otros maestros que ven graves los comentarios que en ocasiones realizan las familias enturbiando su labor y desautorizándoles delante de los alumnos. Asimismo consideran que, en caso de duda, las familias deben acudir a la escuela para aclarar la situación. En el juicio, el inspector de la Consellería de Educación de la zona apoyó a la docente. La familia del niño nunca pidió un cambio de profesor.
“Yo sí fui a hablar con la tutora”, reveló ayer la madre a los medios de comunicación. “Y me dijo que lo solucionara con la profesora”. Y acusó a la directora de defender a su compañera. “Nadie se preocupó por si el niño estaba bien”, se lamentó indignada. “Que te denuncien por defender a tu hijo me parece muy grave” , agregó.