Ciudad entre la alegría y el dolor
Últimos días en La Habana Dirección: Fernando Pérez
Intérpretes: Patricio Wood, Jorge Martínez, Gabriela Ramos, Yaliene Sierra
Producción: España y Cuba, 2016. 93 m. Drama.
El veterano cineasta cubano Fernando Pérez continúa fiel a su vocación de retratista del país, utilizando el documental (Suite Habana, 2003) o la ficción basada en la realidad, como ya hizo en La vida es
silbar (1998) y La pared de las palabras (2014). Las miradas constituyen lo mejor de este filme donde la cámara es un ojo que todo lo ve. Su propio director y coguionista define Últimos días en La Habana como una “película muy minimalista, muy sencilla, con una narrativa clásica y realismo absoluto, que gira alrededor de la amistad”. Ciertamente, la proximidad impregna en todo momento esta obra que de algún modo reinterpreta el antiguo neorrealismo italiano y nos sumerge en dos universos caóticos. El doméstico de dos amigos, uno de ellos gravemente enfermo, que conviven en el mismo piso de una Habana que parece empezar a salir de las ruinas.
Interiores y exteriores se entrecruzan de modo constante en esta historia de amistad y dependencia. El amigo que cuida del otro, víctima de la enfermedad, vive obsesionado, como tantos compatriotas suyos, por la idea de poder conseguir un visado para irse a Estados Unidos. Busca el hipotético paraíso que transformará por completo su estilo de vida, hasta ahora siempre al borde de la pobreza. Aunque parecen haber cambiado las cosas, porque ya se pueden comprar algunos productos en supermercados y abunda el teléfono móvil, las calles repletas de transeúntes y los pisos destartalados continúan siendo la marca de una ciudad caótica, repleta de sueños y de pesimismo, aunque sean múltiples las Habanas existentes.
Galardonado en numerosos festivales por sus películas, el director Fernando Pérez se muestra aquí agudo como de costumbre y dotado de una especial pericia para poder cruzar las calles, interiores y exteriores, de unos personajes muy peculiares. Todos ellos magníficamente interpretados por actores veteranos (especialmente Patricio Wood, con su mirada entre inquietante y jovial) y por jóvenes que asimismo transmiten una enorme convicción. Siempre entre la extravagancia y la crónica realista de un entorno social en declive pero lleno de esperanza.