El tesoro de De la Peña
Aleñá es el primer talento bajo su cuidado que debuta en el Barça
Ivan de la Peña tiene en la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí su segunda residencia. Es una manera de hablar. Pero es así. Apasionado del fútbol, la manera con la que el exjugador de Barça y Espanyol, entre otros clubs, escogió matar el gusanillo una vez retirado fue abrir un agencia de representación de jóvenes talentos junto al abogado Ramon Sostres, su amigo Carles Puyol y un tercer socio, Javi Pérez, con el que trabajaba codo con codo hasta que falleció súbitamente el año pasado con tan solo 37 años. Carles Aleñá es la primera de las promesas que optó sabiamente por ser guiado por lo Pelat que ha llegado al primer equipo del FC Barcelona. El primer pensamiento de De la Peña cuando Aleñá debutó en la Liga en Granada el pasado domingo no fue para sí mismo. Ni para el futbolista. Fue para Javi Pérez. Junto a él captó al canterano en edad cadete y entre los dos velaron por que todo lo que sucediera alrededor de ese proyecto de gran futbolista estuviera bajo control. Relativizar los malos momentos en estas edades es tan importante como alcanzar idéntico objetivo con los buenos. A juzgar por la progresión de su representado, el legado de Javier Pérez estará encarnado y custodiado de la mejor forma en Carles Aleñá, protagonista de una ascensión ejemplar moldeada en el fútbol base azulgrana a lo largo de 12 años.
Zurdo de talento desbordante, el Barça fichó a Aleñá (Mataró, 1998) a una edad nada frecuente, los 8 años, erigiéndose en un caso de precocidad que siempre ha sido muy comentado en la Masia. Ingresó en el benjamín con carnet de prebenjamín y ese patrón de saltador de escalones de dos en dos se fue repitiendo consecutivamente hasta asaltar el juvenil. Alrededor de Aleñá, sin embargo, siempre ha existido esa prudencia propia de los prodigios, el temor a que el ruido mediático le despistara. Es ahí donde De la Peña, que vivió y sufrió en primera persona la colosal repercusión de su irrupción futbolística con Johan Cruyff de entrenador, escoge y escogerá los mejores consejos para seguir orientando su carrera. Así lo hace para otros jugadores que tiene bajo su cobijo, desde Kaptoum (Barça B) hasta Adrián Bernabé (Cadete A). Si algo siempre tuvo De la Peña, fantasioso a más no poder sobre el césped, es una visión realista de su oficio.
De padre futbolista, Aleñá vive por y para el fútbol. Su camino es seguido también por los responsables técnicos de la selección española, que siempre contaron con el de Mataró en categorías inferiores. Luis Enrique, amigo íntimo de De la Peña y Carles Puyol (con Javi Pérez el asturiano compartió alguna que otra escapada en bicicleta), no tuvo en cuenta lazo afectivo alguno a la hora de aplicar con Aleñá un principio tan chapado a la antigua como efectivo: al que sube de abajo hay que martirizarlo un poco antes de hacerlo debutar. Lo hizo en una eliminatoria de Copa contra el Hércules y el chico respondió con un golazo, pero para el estreno liguero Luis Enrique le obsequió con ocho convocatorias sin premio final. Esta semana, sin embargo, le ha llegado el turno. Primeros minutos en Granada sustituyendo a Rakitic y estreno soñado en el Camp Nou relevando de nuevo al croata ante el Sevilla.
Paciente en el juego combinativo y atrevido en los últimos metros gracias a un chut poderoso, Aleñá rinde principalmente como interior pero también puede hacerlo en la mediapunta y orillado en el extremo. Dotado técnicamente, domina el uno contra uno en carrera y en estático gracias a un regate rompedor. La Masia, apurada tras la sanción de la FIFA, asoma la cabeza de nuevo con buenas noticias.
EL RECUERDO El primer pensamiento fue para Javi Pérez, amigo que ya no está, que veló por él desde cadete
DESDE BENJAMÍN La Masia, apurada tras la sanción de la FIFA, asoma la cabeza de nuevo con buenas noticias