Black Insominia: un café con récord de cafeína
Black Insomnia, con 702 mg de este alcaloide, arrasa en su salida al mercado en EE.UU.
Se llama Black Insomnia y presume de ser el café con más cafeína del mundo. Se acaba de poner a la venta en Estados Unidos, aunque ya se vende en 52 países. En los cinco días posteriores a su salida al mercado se han agotado las existencias.
Black Insomnia se vende en distintos formatos. Desde café en grano (450 gramos por 20 dólares), en cápsulas (50 por 40 dólares) e incluso una bebida a base de café (12 botellas de 250 ml por 35 dólares) y un agua mineral con sabor a café (12 botellas de medio litro por 60 dólares y 100 mg de cafeína). Todo agotado y todo con un alto contenido en cafeína. Además, su lanzamiento ha creado una gran expectación mediática en EE.UU., y según cuenta el fundador de Black Insomnia, Sean Kristafor, en el blog de la empresa, “en cinco días se han escrito 321 artículos en distintos medios de alcance nacional, y varias emisoras de televisión han hecho reportajes sobre nosotros”. Un hype en toda regla.
Según la empresa sudafricana que lo comercializa –y certificado por los laboratorios suizos SGS Laboratories–, un kilo de su café contiene 17.520 miligramos de cafeína, y por tanto tiene más cafeína por kilo que cualquiera de las otras dos marcas que ostentaron este título, las estadounidenses Wodfee y Death Wish. La primera sólo tiene 13.800 gramos de cafeína por kilo (-27%) y la segunda 13.170 gramos por kilo de café (-33%). Básicamente, eso quiere decir –siempre según las cifras proporcionadas por la compañía productora– que una tazón de 12 onzas líquidas de Black Insomnia, tamaño habitual en Estados Unidos y que equivale a una lata de refresco, contiene 702 miligramos de cafeína.
Tanto la Food and Drugs Administration de Estados Unidos (FDA) como la EFSA, la agencia de seguridad alimentaria de la Unión Europea, recomiendan no superar los 400 miligramos de cafeína diarios. De hecho, la EFSA es más prudente y recomienda que la dosis, sobre todo en embarazadas, sea la mitad aunque reconoce que no se han descrito problemas en ingestas de 400 miligramos día. Eso quiere decir que con un tazón de Black Insomnia se supera de sobra esta recomendación. Si además se beben a lo largo del día refrescos de cola, té o algunas bebidas energéticas, la cosa es fácil que se desmadre.
Según Josep Miquel Mulet, profesor de Biotecnología de los alimentos de la Universitat Politècnica de València, “la dosis letal de cafeína se sitúa –en personas adultas– en los 150 miligramos por kilo de peso corporal. Eso quiere decir que una adulto de 70 kg debería beber 15 tazones de este café para llegar a esta dosis mortal. Además, las dosis de seguridad son siempre 100 veces menos que la dosis en la que se han observado problemas”.
Pero tampoco hay que olvidarse que la cafeína es adictiva, y que 702 miligramos de cafeína equivale a tomarse 17 cafés en cualquier bar de España, de golpe. La EFSA, en sus recomendaciones, también dice que no es peligroso tomar una sola dosis de 200 miligramos de cafeína, siempre que en menos de dos horas hagamos una actividad física intensa, pero 702 miligramos sigue siendo tres veces y media más. De hecho, la organización Caffeine Informer, que aboga por una información transparente sobre las cantidades de cafeína en el etiquetado de los productos, califica sin dudar a Black Insomnia directamente como “peligroso”.
Por su parte, el dietista-nutricionista Aitor Sánchez García explica que “la cafeína es una sustancia cuya tolerancia varía mucho según cada persona, y hasta hay gente que la toma en comprimidos de 500 miligramos, para mejorar la atención e incluso el rendimiento deportivo, ya que ayuda a mejorar los tiempos de reacción”.
Black Insomnia dice que su producto es totalmente natural. Una mezcla de cafés, básicamente arábicas, de distintas procedencias –en Sudáfrica no se produce café– que ellos solo tuestan. Según Salvador Sans, propietario de Cafés El Magnífico, hay algo que no cuadra: “No hay ningún café del mundo que de forma natural dé estos niveles de cafeína, y menos con las variedades que dicen que usan”. Entonces, en opinión de Sans, la única manera de conseguir esos 702 miligramos de cafeína es “añadiéndola durante el proceso de elaboración o preparar un café muy concentrado, con mucho café y muy poca agua”.
Según el profesor Mulet, se está investigando “para desinhibir la ruta de la cafeína y poder tener café descafeinado natural, y seguramente para obtener lo contrario se podrían cruzar distintas variedades”, pero no parece que sea el caso
de Black Insomnia. De todos modos, para Salvador Sans, la gran pregunta es “para qué y para quién se hace un café así. Nos pongamos como nos pongamos 702 miligramos es un chute de cafeína de golpe”, y añade que estos productos lo único que consiguen es demonizar el café aún más. “La cafeína es una obsesión, mientras que nadie se pregunta si el alcohol de una botella de vino es mucho o poco y al cabo del año se producen más muertes y problemas de salud por el consumo de bebidas alcohólicas que por el de café”, dice Sans.