Un misil muy rentable
Las compañías añaden 3.115 millones a su capitalización
Las acciones de las principales proveedoras de armas del ejército de EE.UU. se han disparado después del ataque con misiles a Siria ordenado por Trump, una acción que vaticina pingües beneficios para la industria armamentística.
Ya lo dijo en su momento Donald Trump a la hora de justificar el aumento del presupuesto federal destinado a la Defensa. “Hay que volver a ganar guerras de nuevo”. A la espera de que su proclama se haga realidad, quien de momento ha ganado la batalla son las compañías del sector militar, por lo menos en la que tiene lugar en el terreno económico.
En tan sólo 24 horas, tras conocerse el ataque estadounidense a Siria, las acciones de las principales empresas del sector el pasado viernes se dispararon (en sentido figurado) al alza. La capitalización bursátil de las cinco mayores firmas militares se incrementó en 3.300 millones de dólares (3.115 millones de euros).
Las revalorizaciones en apertura de sesión fueron incluso superiores (hasta rozar los 5.000 millones de euros). En concreto, Raytheon (especializada en misiles y radares) ganó un 1,47%, Lockheed Martin (el mayor contratista de Defensa de EE.UU.) un 1,17%, General Dynamics (tanques de combate y sistemas de vigilancia) un 0,93%, Boeing un 0,83% y Northrop Grumman (drones y aviones militares) un 0,90%.
Las perspectivas para el sector son buenas. Donald Trump el mes pasado pidió un partida extra del equivalente de 50.000 millones de euros para Defensa. Desde su llegada a la casa Blanca, el índice Dow Jones US Aerospace & Defense registra una revalorización cercana al 15%.
El presupuesto de Trump presentado al Congreso destaca por el carácter prioritario de los temas relacionados con Defensa, que se llevarán más de 570.000 millones de euros, un 10% más. Esta partida de gasto supone más de la mitad de un presupuesto total de 1,1 billones de euros.
El bombardeo en Siria tuvo su coste económico y la industria militar, como es de esperar, se frota las manos. Se estima que cada misil Tomahawk está valorado en más de un millón de euros, con lo que el importe para sustituir el arsenal podría superar los 60 millones. Fuentes de la US Navy –informaba Bloomberg– compraron hasta 100 Tomahawks este año antes de que se acabara la producción del modelo, ya que se está desarrollando una nueva generación de misiles de ataques, que Raytheon confía en vender próximamente (y así incrementar su negocio). De todas maneras, la tendencia alcista del sector viene de lejos. En los últimos doce meses las revalorizaciones de las firmas de la industria militar estadounidense oscilan entre el 20% y el 40%.
El volumen de las transferencias de las grandes armas (se excluye de esta categoría el armamento ligero, como las pistolas) lleva creciendo de forma continuada desde el año 2004, de acuerdo con el último estudio del Stockholm International Peace Research Institute (Sipri), de febrero de este año. En particular, el negocio generado en el cuadrienio 2012-2016 logró “el volumen más alto de cualquier otro periodo de cinco años desde el fin de la guerra fría”. De acuerdo con estas fuentes, las importaciones de armas de Oriente Medio se han duplicado en la última década, con un crecimiento del 86% y una cuota del 29% del total. “La mayoría de estados de Oriente Medio se han dirigido en primer lugar a Estados Unidos en busca acelerada de capacidades militares avanzadas”, aseguraba Pieter Wezeman, investigador de Sipri.
Porque no sólo es la demanda del ejército estadounidense quién puede engrosar los balances de la industria militar norteamericana: en el exterior también hay muchos clientes deseosos de comprar. EE.UU. es el principal exportador mundial de armas, vende al menos a 100 países de todo el mundo y tiene una cuota de un tercio del mercado. Mientras tanto, la bolsa está que arde.