El asesinato de un líder de Hamas en Gaza dispara la tensión con Israel
Israel y Hamas, con sede en Gaza, viven una nueva escalada de tensión en torno a la muerte de un líder militar del grupo islámico y por la construcción de un muro entre Israel y la franja para impedir la construcción de túneles.
El pasado 24 marzo, el líder de Hamas Mazen Fukaha fue abordado por uno o más atacantes, que le dispararon cuatro veces en plena ciudad de Gaza con una pistola con silenciador.
Hamás advirtió que se vengaría de Israel pero no tiene ninguna pista sobre los asesinos. La víctima había organizado numerosos atentados suicidas contra israelíes con cientos de muertos.
Fukaha fue juzgado por Israel años atrás y fue condenado a nueve cadenas perpetuas, pero fue uno de los 1.020 palestinos liberados a cambio del retorno del soldado israelí Gilad Shalit.
Fukaha, una vez en Gaza, nunca cesó en su intento de organizar células suicidas en Cisjordania.
Hamas y su hermano menor, la Yihad Islámica, no dudan de que el asesinato en el barrio marítimo de Tel el Haua, donde residía el fallecido, se trata de una operación con sello del Mosad israelí. En Gaza creen que los agentes que mataron a Fukaha a finales de marzo llegaron por vía marítima y huyeron del mismo modo.
En los últimos años, Hamas construyó decenas de túneles subterráneos muy profundos, desde los cuales intentó introducir militantes islamistas en territorio israelí para cometer atentados o para secuestrar civiles y soldados. Como resultado de la llamada guerra de las excavaciones, Israel puso en marcha el proyecto La Barrera, una muralla defensiva de hormigón exterior y con decenas de metros de profundidad para intentar detener la amenaza de los túneles. Los trabajos empezaron hace unos meses, y por ahora solo hay varios cientos de metros construidos. Se prevé que en verano los trabajos se intensificarán. El precio del proyecto rondará los 760 millones de euros, además de otros 300 millones invertidos para explorar soluciones tecnológicas que ayuden a localizar los túneles. Se estima que dentro de dos años el muro –que tendrá unos 65 kilómetros– hará imposible la construcción de nuevos túneles.
Hamas perderá una de sus principales bazas estratégicas e Israel teme que opte por iniciar una nueva guerra este verano.
Los últimos dos años han sido muy tranquilos en la frontera entre Israel y Gaza. Hamas parece que prefiere mantener un periodo de tregua para intentar reforzar su gobierno en la franja.
El asesinato de Fukaha, por ejemplo, no ha desencadenado hasta ahora ninguna represalia por parte del grupo islamista, aunque la tensión crece y las fuerzas israelíes están en alerta máxima.