Cuidado con los narcisistas y con los que alzan la voz
La mayoría de los políticos están entrenados en mentir y que no se les note, advierte la psicóloga María Jesús Álava, por lo que hay que estar atentos a algunos indicadores que pueden hacer desconfiar. De entrada, hay que considerar los precedentes: si ha mentido antes, puede volver a hacerlo. Cuidado también con los que hablan bien, porque eso no significa que digan la verdad. Como regla general, mejor coger distancia emocional respecto de los políticos porque siempre buscan apelar a los sentimientos y eso complica un análisis objetivo de lo que dicen. Y mucho cuidado con la puesta en escena porque los que enfatizan y gesticulan mucho pueden estar tratando de ocultar su falta de argumentos y, quizás, también intenten engañar. No hay que confundir estos gestos con que un político se mueva mucho cuando habla porque eso puede indicar simplemente que está nervioso, no que esté mintiendo. En cambio, cuando muestra rigidez en el tronco o intenta minimizar los movimientos en la parte superior del cuerpo, tronco y extremidades, sí puede indicar que miente, apunta Álava.
Otro indicador, en el terreno de la comunicación no verbal, es la sonrisa. Que un político esté muy serio no significa que diga la verdad y hay que vigilar también con los que sonríen porque puede ser un intento de ocultar sus emociones, de no ser sincero. Respecto al discurso, la psicóloga señala que hay indicadores que son más frecuentes cuando se miente, entre ellos elevar el tono de voz, incrementar la duración de las pausas o utilizar frases negativas.
Por último, hay que fijarse en la personalidad del político. “La tríada oscura, los que más mienten, son: los narcisistas, que desprecian la verdad y un poco a sus votantes; los maquiavélicos, que hacen cualquier cosa para conseguir lo que quieren, y los que presentan altos niveles de psicopatía, que también los hay, y a estos les importa un bledo el resto”, subraya Álava. Hay que estar vigilantes también, añade, con los ambiciosos y con los dogmáticos, que son manipuladores y de la misma manera que no son respetuosos con los que disienten tampoco suelen serlo con la verdad.