La Vanguardia

Intensidad insuficien­te

- Joan Golobart

Excelencia para competir. Cuando cualquier deportista compite para ganar sabe que debe dar lo mejor de sí mismo. Y afortunada­mente lo que diferencia a los más grandes de los que no lo son es que saben que para elevar al máximo nivel tu competitiv­idad no solo depende de quererlo. Para ser los mejores en el fútbol uno debe partir del orden para incrementa­r el nivel a través de la intensidad y acabar aderezándo­lo con una forma de jugar que explote tus condicione­s y minimice las capacidade­s del rival. Ayer el Barcelona saltó al terreno de juego tan o más conciencia­do que el día de la vuelta contra el PSG. Un dato tan revelador como inesperado fue que hubo un momento en que los azulgrana llevaban seis faltas por una el Málaga. Seis faltas en menos de media hora cuando a veces los de Luis Enrique no han llegado a esa cifra en todo un encuentro. La actitud en la intensidad de los visitantes quedó fuera de toda duda. Pero ante ese dato hay otro que contrarres­ta su valor: los jugadores del Málaga llevaban en la primera mitad 3 km recorridos más, que le sirvieron para defenderse bien. Pero no daban la sensación de que le reportara nada positivo en ataque. Estaba claro que la intensidad de un equipo grande la puede superar uno humilde. Para ganar el Barcelona debía ofrecer algo más.

Ante la intensidad, paciencia. El transcurri­r de la primera mitad daba la sensación de que un Barcelona algo atascado había encontrado el ritmo de juego necesario para ganarlo en el último tramo. El fútbol requería de mucho manejo, de ir de una banda a otra, de desgastar al rival y de generar en el centro de la zona media alguna fisura donde Messi encontrara el espacio para realizar la asistencia mágica. Pero a su vez eso se debía combinar con gran seriedad y disciplina defensiva. Porque si el transcurri­r del partido daba la sensación de que el rodillo azulgrana podía imponerse, también transmitía que el Málaga, muy bien dispuesto por Michel, si se adelantaba, se iba a fortalecer mentalment­e. Y ocurrió lo que no podía suceder: Mathieu decidió ante el abandono de sus compañeros que la jugada del Málaga la anulara el reglamento y no su pericia defensiva. Aun situándose en un 80% a favor, siempre es un riesgo excesivo. Es un todo o nada cuando el devenir de la Liga ya te ha pasado balance y te dice que el margen de error puede haberse acabado. También pone de relieve ese error de orden azulgrana que la persona más cercana a Mathieu en el contragolp­e del Málaga fuese Jesús Gil Manzano, el árbitro del encuentro.

Michel finiquitó el partido. El buen hacer futbolísti­co de Michel complicó la existencia al Barcelona. Sabía que para defenderse bien tenía que mostrarse peligroso ofensivame­nte, pero no quedarse con pocos hombres por detrás del balón. Por eso italianizó a su equipo. Lanzó hombres al ataque pero dejó siempre seis jugadores detrás para competir contra el tridente blaugrana con superiorid­ad numérica.

Para ganar, el Barcelona debía ofrecer algo más que intensidad y ganas ante un Málaga que corrió más

 ?? JORGE ZAPATA / EFE ?? Mathieu no llega a tiempo a taponar la acción ofensiva de Sandro en el primer gol
JORGE ZAPATA / EFE Mathieu no llega a tiempo a taponar la acción ofensiva de Sandro en el primer gol
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain