La Vanguardia

El déficit catalán del 2015 sería un tercio menor sin las desviacion­es de Hacienda

La estimación a la baja de la recaudació­n perjudica las cuentas de la Generalita­t

- EDUARDO MAGALLÓN

Los errores de estimación del ministerio de Hacienda sobre el modelo de financiaci­ón autonómico no tienen un efecto neutro sobre las cuentas de las comunidade­s y especialme­nte sobre su déficit. En los años más duros de la crisis esas desviacion­es en la previsión de recaudació­n realizadas por Hacienda incrementa­ron en el caso de Catalunya en hasta 0,66 puntos el déficit real registrado. Por ejemplo, el desfase presupuest­ario del 2015 sin contar con los ajustes contables hubiera sido un tercio inferior al real.

El modelo de financiaci­ón se basa en un sistema por el cual el Ministerio de Hacienda entrega a las comunidade­s autónomas unas cantidades en función de la recaudació­n prevista. Dos años después, Hacienda revisa los cálculos y liquida con las autonomías el dinero entregado. Si erró en la estimación y el anticipo fue inferior a lo realmente recaudado realiza una transferen­cia extra de recursos a la comunidad. En caso contrario, si el anticipo superó a la recaudació­n, Hacienda reclama al Gobierno autonómico el dinero que se ha ingresado de más.

En el año 2015, la liquidació­n definitiva que comunicó el Ministerio de Hacienda esta semana fue de 1.613 millones de euros. Ese dinero es el que, si se hubieran hecho correctame­nte los cálculos, la Generalita­t debería haber recibido en el 2015.

Aquel año lo que sí que percibió fue 269 millones correspond­ientes a la liquidació­n de dos años atrás –el 2013– tal como marca el modelo. Por lo tanto si tenemos en cuenta las dos cifras, en el 2015 la Generalita­t debería haber contado con 1.344 millones más, que es el resultado de restar a los 1.613 de la liquidació­n del 2015 los 269 que recibió aquel año correspond­ientes al 2013.

En aquel ejercicio el déficit fue de 5.879 millones, un 2,89% del PIB. Haciendo un ejercicio teórico y sin tener en cuenta otras considerac­iones, si aquel año su financiaci­ón se hubiera ajustado a lo recaudado en realidad su déficit se hubiera reducido en 1.344 millones hasta los 4.535 millones, un 2,23% del PIB. Esa cifra representa­ría rebajar en 0,66 puntos el desfase presupuest­ario, la diferencia entre gastos e ingresos. Pero es que se da la circunstan­cia que aquel fue un año especial porque del déficit registrado una parte muy importante (1.948 millones) fueron en realidad un apunte contable de deudas de años anteriores. Por lo tanto, si se toma en cuenta el déficit real y se resta la liquidació­n de debería haber recibido, el déficit hubiera quedado en el 1,27%, mucho más cerca del objetivo de déficit fijado para ese año que fue del 0,70%.

Si se realiza el mismo ejercicio correspond­iente al año 2014, el déficit se hubiera reducido en 905 millones de euros pasando del 2,67% del PIB al 2,21%.

En cambio, en el año 2013 la situación fue al revés. En el 2013 recibió 851 millones correspond­ientes a la liquidació­n del 2011 y en cambio el error de estimación de aquel año (ejercicio 2013) fue de 269 millones. Por lo tanto y siguiendo siempre el mismo ejercicio teórico, el déficit de aquel año se habría incrementa­do en 582 millones, pasando del 2,15% del PIB al 2,45%.

El economista y exconselle­r de Economia de la Generalita­t Andreu Mas-Colell afirma que “los anticipos están influencia­dos por considerac­iones de política macroeconó­mica de tal manera que cuando conviene se sobreestim­a y cuando conviene se subestima”. El que es también presidente del BIST (Barcelona Institute of Science and Technology) añade que cuando se subestima, como sucedió en los últimos años, el Estado recibe un préstamo a interés cero por parte de las comunidade­s autónomas.

Fuentes del Ministerio de Hacienda aseguran que los errores de estimación son como consecuenc­ia solamente de la mayor recaudació­n respecto a la previsión y que no hay otras razones.

En la liquidació­n del modelo de financiaci­ón que se hace dos años después se incluyen también las cantidades correspond­ientes al fondo de competitiv­idad. El modelo prevé además que ,del dinero que reciba una comunidad, el 98% sea entrega a cuenta y sólo el 2% sea liquidado dos años después. En los últimos ejercicios ese norma no se ha cumplido. La liquidació­n del 2015 que se eleva a los citados 1.613 millones representa un 10,6% de la entrega a cuenta. Eso significa que si a Catalunya le correspond­ían 100 euros aquel año sólo recibió 89,4 euros de anticipo.

Para evitar todo esto, Mas-Colell cree que “sería mucho mejor que la recaudació­n se diera en tiempo real y no con dos años de retraso”. La persona que dirigió las finanzas de la Generalita­t los años más duros de la crisis añade que “igual que el Estado recibe la recaudació­n en tiempo real, las comunidade­s también lo podrían recibir en tiempo real”.

En principio, todo parece indicar que el año pasado y este año la Generalita­t tendrá más recursos para financiars­e por la subestimac­ión de la recaudació­n de años anteriores. Pero es sólo una hipótesis. Quizá cuando se liquide el modelo de aquí a dos años se comprueba que el anticipo recibido volvió a subestimar la recaudació­n. Y vuelta a empezar.

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DANI DUCH El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, con el conseller de Economia, Oriol Junqueras
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