El Popular celebra hoy junta con dudas sobre las cuentas y el futuro del banco
El nuevo presidente, Emilio Saracho, desvelará su estrategia para subsistir
El nuevo presidente del Popular deberá pronunciarse sobre su predecesor en el cargo, Ángel Ron
Emilio Saracho, presidente de Banco Popular desde hace apenas mes y medio, tiene hoy una gran prueba de fuego. La entidad celebra su junta ordinaria en la que se pide expresamente a los accionistas su aprobación de las cuentas del 2016, en las que obtuvo unas pérdidas históricas de 3.485 millones de euros. El trance ya era complicado hace unos meses, pero desde el pasado 3 de abril aún lo es un poco más. Ese día, el Popular comunicó al mercado que algunos riesgos no estaban bien calibrados y ciertas garantías para responder de determinados créditos, tampoco.
Entre ambos conceptos, reveló que hay más de 600 millones no reflejados adecuadamente. En consecuencia, las pérdidas del 2016 deberían haber sido aún mayores y el capital regulatorio, un poco menor y muy cercano al mínimo exigido. Pese a la gravedad de la corrección de lo que el Popular llamó “aspectos puntuales”, no se reformularon los estados contables y todo se incluirá en las cuentas del primer trimestre de este año.
Por lo tanto, y por decisión del consejo de administración y con el acuerdo de PwC, el auditor –que no se percató de las incorrecciones–, los accionistas del Popular deberán votar hoy si aprueban unas cuentas que son “mentira”. Esta es una de las primeras papeletas que tiene hoy el nuevo presidente del Popular. Saracho, el sustituto de Ángel Ron, fue fichado para cambiar las cosas y buscar la recuperación del valor perdido durante el mandato de su predecesor, en el que las acciones acumularon un descenso superior al 95%. La comunicación de las incorrecciones a la CNMV hace una semana lleva el sello de Saracho, aunque hoy habrá accionistas que le pedirán explicaciones por no reformular las cuentas y exigir responsabilidades al anterior consejo de administración.
El nuevo máximo ejecutivo de la entidad –que hace una semana perdió también a Pedro Larena, su consejero delegado, que dimitió– no ha desvelado públicamente sus planes, en especial, ni si confía en un futuro como entidad independiente o si preparará al banco para una venta a corto o medio plazo. Los accionistas, a los que hace apenas diez meses se les pidieron 2.500 millones de euros para reforzar el capital, han estado al lado del banco en todo momento y no han recibido nada a cambio.
Las pérdidas provenientes en su mayoría de las ruinosas inversiones en el inmobiliario se han comido el capital, han provocado un descenso en bolsa del 99% desde que empezó la crisis y han dejado al banco a la deriva. Con una cotización equivalente a 0,3 veces el valor contable, el Popular no puede pedir más dinero a los accionistas, pero necesita mejorar sus fondos propios con urgencia. ¿Cómo lograrlo? Eso es lo que se espera hoy de Saracho: que explique si confía en las ventas de activos y el paso del tiempo para recuperar poco a poco el pulso. O si opta por escudriñar qué competidor está dispuesto a poner el capital que Popular no tiene.
El último gran frente que deberá gestionar Saracho en la junta será el de Ángel Ron. Los accionistas minoritarios se están agrupando para exigir responsabilidades al anterior presidente y su consejo de administración. En Estados Unidos, algunos despachos de abogados ya han iniciado los trámites para interponer demandas colectivas contra los antiguos gestores. Hasta ahora, Saracho no ha dado ningún paso en esta dirección y es complicado que lo haga, ya que buena parte del anterior consejo continúa a día de hoy junto al nuevo presidente. Aunque el descontento de los accionistas puede provocar que algo se mueva también en el máximo órgano de gobierno de la entidad, después de la junta.
La resolución de la crisis del Popular y la privatización de Bankia son los dos grandes asuntos pendientes que determinarán en buena medida cómo queda el mapa del sector en España. El primero debería resolverse en los próximos meses, mientras que el segundo tardará algo más y no será hasta bien entrado el próximo año cuando se resuelva.