La Vanguardia

Pedro Betrián

CARDIÓLOGO INFANTIL V. D’HEBRON

- ANA MACPHERSON

La unidad de hemodinámi­ca pediátrica de Vall d’Hebron, que dirige Pedro Betrián, ha logrado por primera vez en el mundo insertar una válvula a un niño de 16 kilos a través de un catéter y así evitar una operación a corazón abierto.

Vall d’Hebron presentó ayer al paciente más pequeño al que le han cambiado una válvula cardiaca vía catéter en el mundo. Shen Yang tiene ocho años, pocos kilos y una válvula nueva en la arteria pulmonar, porque la suya había dejado de funcionar y estaba dañando su maltrecho corazón. Nació con una cardiopatí­a congénita que le ha hecho pasar dos veces por el quirófano para operacione­s a corazón abierto de las que dan cuenta las cicatrices que le cruzan el pecho.

“Teníamos que intentar que no volvieran a abrirle, porque esperamos que viva muchos años y es muy probable que tengan que volver a operarle con cirugía abierta cuando sea mayor. Eso supone parar el corazón, conectar la circulació­n y la respiració­n a una máquina, abrir y operar, volver a conectar, una larga recuperaci­ón. Por eso estudiamos esta opción, que nunca se había hecho en un paciente de su tamaño. La técnica tiene su complicaci­ón y mucho más cuando se hace en una persona de 16 kilos. Hay más posibilida­des de fracasar. Lo conseguimo­s y eso ahora nos abre una puerta a evitar otras cirugías abiertas”, resume el cardiólogo de Shen Yang, Pedro Betrián, experto en hemodinámi­ca pediátrica y quien le colocó la válvula en agosto pasado transitand­o con pies de plomo por los recovecos de sus venas y su corazón.

“Hay que hacerlo todo mucho más despacio. El interior del corazón derecho no es nada liso y estábamos metiendo un catéter cuatro veces más grueso de lo habitual, porque lleva un globo y la válvula plegada”, describe Betrián. Entraron por la femoral, siguieron por la cava inferior, se internaron y sortearon todas las rugosidade­s del corazón derecho y llegaron a la arteria que comunica con los pulmones, donde la válvula fallaba y estaba dilatando peligrosam­ente el músculo. Allí colocaron la nueva válvula, “un apaño, como siempre con los niños. El mercado está preparado para adultos, pero no para ellos, que son menos. Tuvimos que colocarle una válvula de adulto preparada para la aorta, no para la pulmonar, pero que nos iba bien por tamaño”. ¿Un gran paso? “Mejor una ampliación del campo. Los avances son constantes en esta especialid­ad, palmo a palmo. Y esta vez, hemos avanzado un metro”.

Shen Yang tiene, además de su válvula nueva, una energía imparable. “Es mi segundo hijo. Tengo tres”, explica su madre, Jian Fen Zhan a través de la hija de una amiga que sí habla castellano y le hace de traductora cuando tiene visitas complicada­s en el hospital. Ella apenas ha podido trabajar durante estos ocho años, porque Shen Yang está enfermo desde que nació. Las consultas son muy gráficas. Las explicacio­nes van al grano, se apoyan en la pantalla para explicar el corazón, la ecografía que muestra el flujo sanguíneo correcto, dónde está la válvula que le colocaron. El cardiólogo saca de una cajita una válvula semejante a la que lleva Shen Yang. No fiebre, no cansancio. Se han entendido. “Si la consulta es para un asunto complicado, pedimos ayuda a alguien de su confianza para traducir. Si no puede ese día, ofrecemos los traductore­s del hospital. Acabamos entendiénd­onos bien”, asegura el cardiólogo. “En cuanto crecen un poco, son los propios niños los que nos resuelven los problemas de idioma”.

En el futuro, Shen Yang tendrá que recambiar varias veces su válvula. Duran unos ocho años. “Podremos colocar la nueva dentro de la actual con el mismo procedimie­nto quizá hasta dos veces”, apunta el especialis­ta. “Y probableme­nte, aunque su corazón ahora está bastante bien, necesitará pasar alguna otra vez por quirófano. A partir de cuatro intervenci­ones a corazón abierto, el riesgo en una intervenci­ón aumenta tanto que se quedan fuera de programas de trasplante, por ejemplo. Es una contraindi­cación. Tenemos que preservar al máximo sus oportunida­des”.

Shen Yang tiene una cardiopatí­a congénita que le llevará más veces al quirófano cuando sea mayor

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 ?? ÀLEX GARCIA ?? Shen Yang y su madre junto a su cardiólogo, Pedro Betrián, y parte del equipo de cardiologí­a y cirugía cardiaca infantil de Vall d’Hebron
ÀLEX GARCIA Shen Yang y su madre junto a su cardiólogo, Pedro Betrián, y parte del equipo de cardiologí­a y cirugía cardiaca infantil de Vall d’Hebron
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LA VANGUARDIA FUENTE: Vall d’Hebron

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