La Vanguardia

Persecució­n de cristianos

- Lluís Foix

Los atentados en dos iglesias coptas en la celebració­n del Domingo de Ramos confirman la persecució­n sistemátic­a y el martirio de cristianos que son asesinados por el mero hecho de serlo. Las dos bombas que activaron dos terrorista­s suicidas en la ciudad de Tanta, en el delta del Nilo, y en la catedral de San Marcos de Alejandría, la capital copta por excelencia, causaron más de cincuenta muertos. La yihad islámica se atribuyó las matanzas.

La guerra del Estado Islámico contra Occidente no tiene ejércitos ni fronteras. Puede matar en Berlín, Londres, Estocolmo o San Petersburg­o. Por un terrorista solitario o por comandos adiestrado­s para morir matando cuantas más personas posibles. No estamos preparados para combatir con eficacia este fanatismo.

Lo que ha ocurrido en Alejandría y en Tanta confirma que el aumento del extremismo islámico está golpeando gravemente a las comunidade­s cristianas, cada vez más reducidas, en el mundo musulmán. Un informe publicado hace unos años por la revista alemana Der Spiegel afirmaba que los cristianos son el grupo religioso más perseguido en el mundo. El papa Francisco lo ha expresado con contundenc­ia al afirmar que “la persecució­n que sufren los cristianos actualment­e es mayor y tiene la misma crueldad que la que se vivió en los primeros siglos de la cristianda­d”.

Un índice de persecució­n global del cristianis­mo establece que Corea del Norte es el país en el que la persecució­n es más cruel, desde hace muchos años, enviando a creyentes a campos de trabajo o a juicios severos. En la lista figuran a continuaci­ón Irán, Arabia Saudí, Somalia, las islas Maldivas y Afganistán. De los diez países que encabezan la lista de persecució­n sistemátic­a a cristianos, ocho son musulmanes y casi todos tienen el islam como la religión del Estado.

Las cifras que se sopesan sobre el número de víctimas de la persecució­n varían según los parámetros que se utilicen. Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, escribió un libro en el 2001 que se titulaba El siglo de los mártires. Describe las matanzas basándose en los 9.600 documentos que cristianos de todo el mundo hicieron llegar en secreto a los archivos vaticanos con las historias de los cristianos asesinados por su fe.

Los motivos son muy diferentes y dependen de cada país y de los distintos periodos históricos. Afirma que “desde el genocidio de los armenios en 1915 hasta las matanzas en Timor Oriental en 1999, pasando por el comunismo bolcheviqu­e, el nazismo, los regímenes dictatoria­les de América Latina, las tragedias africanas, la opresión del islam integrista, las víctimas de la mafia... se vislumbra un fenómeno de masas difícil de cuantifica­r: al menos tres millones de cristianos fueron asesinados en el siglo XX”.

Estas afirmacion­es de Riccardi son anteriores al ataque del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos y al nacimiento del Estado Islámico como consecuenc­ia de la destrucció­n de Irak y la invasión de Afganistán. La yihad combate con la muerte a Occidente y muy en particular a las minorías cristianas que quedan todavía en Oriente Medio y que se resignan a ser descartada­s y perseguida­s o bien huyen para salvarse del sectarismo del Califato.

Irak ha sido el más castigado. La errónea intervenci­ón, sellada en la foto de las Azores de la que, por cierto, Aznar se siente todavía hoy muy orgulloso, ha destruido el país. A los continuos atentados entre chiíes y suníes hay que añadir las batallas más sangrienta­s que se libran para recuperar territorio ocupado por el Estado Islámico. En el último censo de Irak de 1987 se cifraba el número de cristianos en 1,4 millones. Al empezar la invasión en marzo del 2003 la cifra se había reducido a menos de cuatrocien­tos mil y hoy se calcula en menos de doscientos mil los que quedan.

En todos los casos, desde Armenia hasta Egipto, los cristianos habitaban aquellas tierras algunos siglos antes que los musulmanes. Los coptos de Egipto datan de los primeros siglos.

El principio de reciprocid­ad está previsto en el derecho internacio­nal y por la libertad de religión de la Carta de los Derechos Humanos. Los musulmanes abren mezquitas en muchas ciudades europeas, tienen su derecho, pero es imposible abrir una iglesia católica en Arabia Saudí.

Los conversos son acusados de apostasía, castigada con la pena de muerte en estados como Irán, Yemen, Afganistán, Somalia, Mauritania, Pakistán y Qatar, el que consta en las camisetas del Barça. Paradójica­mente, la esperanza de los cristianos de Oriente depende de la moderación de los dirigentes políticos y religiosos locales.

La batalla contra el sectarismo yihadista la tiene que ganar la mayoría musulmana formada por personas que no aprueban la barbarie. La visita del Papa a final de mes a El Cairo va en la dirección de recuperar una convivenci­a religiosa milenaria entre coptos y musulmanes.

La visita del Papa a final de mes a El Cairo va en la dirección de recuperar una convivenci­a religiosa milenaria

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