Casi un festival
‘Pasión según san Mateo’ de Bach
Intérpretes: RIAS Kammerchor, Akademie für Alte Musik Berlin. Julian Prégardien, Johannes Weisser (solistas) Director: René Jacobs
Lugar y fecha: Palau de la Música
(10/IV/2017)
Esta versión de la Pasión según san Mateo de Bach ha sido feliz conclusión de una serie de actos que hemos tenido en Barcelona en los últimos días y que, creo, merecen reseñarse. Fue un pequeño ciclo vinculado a las celebraciones de Pascua, casual, no coordinado y producto de iniciativas diversas. El día 5, el Orfeó Català celebró sus 125 años con un concierto sugerente, bien planteado, con obras de Casals, Poulenc, Mozart y Duruflé. Su Réquiem op. 9, en excelente versión que dirigió Simon Halsey con solistas sensibles. El día 6, el monasterio de Pedralbes organizó con acierto la música para el Oficio de Tinieblas a cargo del Ensemble O Vos Omnes, que trabajó con sensibilidad y calidad dirigido por Xavier Pastrana. La secuencia adquirió intensidad religiosa en la liturgia de la Pasión que concelebraron el 9 los padres Jordi A. Piqué y Armand Puig en Sant Just y la magistral aportación musical del Barcelona Ars Nova, que dirige Mireia Barrera con el lujo de Josep Benet y otros. Sensibilidad y sentimiento en la obra de Victoria y Palestrina en el marco alentador de las Misses Polifòniques.
De esta intensidad pasamos al día siguiente al espectáculo en la Pasión
según san Mateo con un coro RIAS excelente (la gradación de intensidades en Sind Blitze...) y la Akademie de Berlín por momentos eficaz. Es fácil pasar en esta obra magna al terreno del espectáculo, que consiste en cantar bien los solistas y decir poco, en un discurso general de buena música y baja expresión. Aparte, por supuesto, el muy buen Evangelista de Julian Prégardien y el Jesús del bajo Weisser. Sopranos casi de cartón piedra... para ópera... pero nada de la intensidad del texto que decían. Sorprendió la disposición de los efectivos, con coros y solistas integrados en primera línea de escena con el continuo, y detrás –en potentes triángulos– ambos conjuntos instrumentales con un concertino que llevó todo el peso de la dirección con gesto preciso y precisión en su parte.
Supongo que fue idea del maestro Jacobs dada la acústica de la sala, pero no vio o no contó con que los vientos al fondo del escenario proyectan demasiado y que las voces hacían –en el coro del comienzo– de pantalla para la cuerda en la sinfonía inicial. Una cuerda eficaz, de excelente solista en Erbarme dich, aunque con poca complicidad con el relato cantado. Escasa la solista en el aria Gebt mir meinen Jesum... y desigual las maderas en Aus Liebe... No entiendo el tempo de Jacobs en pasajes que necesitaban interioridad (Buss und Reu; y en el aria de tenor Geduld!). En síntesis, una versión que dejó ver la partitura y sus notas, pero no fue más allá, con un director inexistente al que nadie miraba felizmente (algunos de esta generación deberían pensar en dar paso a discípulos o al menos no afrontar estas obras clave de la sensibilidad). Y un ruego, que los aplausos sean compartidos con la partitura y no por el intérprete, un laborioso intermediario. Buena Pascua.
René Jacobs fue durante la ‘Pasión’ un director inexistente al que nadie miraba felizmente