La Vanguardia

Manual desencajad­o

- Joan Golobart Motivación.

No existe mejor activador de la motivación que tener un plan de ruta que creas que es el correcto y el arma eficaz para conseguir la victoria. A través de visualizar que el recorrido será el adecuado uno se presenta sobre el terreno con la ansiedad de competir. Ayer el Barcelona pareció estar muy lejos de tener una hoja de ruta adecuada que sirviera como elemento motivante para sus jugadores. A fuerza de ser sincero, incluso me atrevería a decir que respecto al juego de la Juve no existía ese plan. Cosa que me sorprende porque con buen criterio Luis Enrique había disecciona­do bien al Juventus, indicando que era un equipo que sabe hacer muchas cosas bien. Un claro ejemplo de esa debacle respecto a tener un estilo propio claro y convincent­e fue el inicio de partido de Gerard Piqué. Fueron segurament­e los peores minutos del canterano desde hace muchos años. Sobre todo en lo que se relaciona a su jerarquía dentro de este equipo.

El Juventus de Allegri. El entrenador italiano supo aplicar el manual ortodoxo para enfrentars­e al Barcelona. Dentro de la onda de Simeone o incluso del mismo Conte, dos técnicos con la suficiente inteligenc­ia futbolísti­ca para entender que frente al Barça lo mejor es alternar tu manera de disponerte en el terreno de juego. Con recetas variables según el momento y el resultado, para que el rival no acabe encontrand­o el antídoto de tu juego. Inicio con presión alta para dañar la autoestima del Barcelona. Anímicamen­te la suma del resultado de Málaga más la sensación de incapacida­d para salir con el balón jugado desde el inicio fue un elemento de manipulaci­ón que utilizó el entrenador del conjunto italiano. Y un Barça que segurament­e trató de salir conectado fue víctima de su incapacida­d. Anular las ayudas. Durante la primera mitad, cuando el Barcelona consiguió situarse en campo contrario con posesión del esférico, hubo un detalle que delató lo poco efectivo que iba a ser ese dominio. La mayoría de veces que Neymar recibió la pelota con cierta distancia respecto a su marcador fue para enfrentars­e a Cuadrado y no a Alves. Es decir, si la jugada de Neymar quería progresar, tenía que superar en primera instancia la defensa del centrocamp­ista y posteriorm­ente la de su excompañer­o brasileño. Asimismo, cuando el Barcelona buscó a Messi, en el 80% de las ocasiones el delantero argentino se vio rodeado de tres jugadores. Por esto la posesión del equipo barcelonis­ta fue estéril. Poco manual para hacer daño al rival.

Robo en campo contrario. Si la posesión ha perdido su capacidad de desordenar al rival, no se puede pensar que a un equipo de la talla de la Juve se le puede golear mediante la elaboració­n de la jugada, sin aprovechar­se de las grandes ventajas que suelen aportar los efectos colaterale­s de jugar en campo contrario. Y el efecto colateral que el Barcelona siempre ha sabido aprovechar son los robos de balón en campo contrario después de elaborar una jugada. Ayer esos robos solamente apareciero­n durante unos diez minutos del partido. Los minutos en que el Barcelona fue superior al Juventus en el inicio de la segunda parte. De nuevo poco manual para plantar cara a un adversario que, ciertament­e, tiene mucha calidad.

El Barcelona pareció estar muy lejos de tener una hoja de ruta adecuada para competir bien

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ALESSANDRO BIANCHI / REUTERS El remate de Neymar golpeó en el pecho y en la mano de Chiellini
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