La Vanguardia

Holograma

- Joan Josep Pallàs

No fue tan desastroso como París, pero le faltó bien poco. Celebrar los matices que separan ambos destrozos sería de una candidez patética. Aquel monumental escarmient­o de hace dos meses debió quedar incrustado en el disco duro de las mentes de los jugadores barcelonis­tas, pero fue borrado de forma extraña, irresponsa­ble en realidad, como si no hubiera moraleja de la que aprender. Contemplar a los futbolista­s de Luis Enrique defender a los delanteros de la Juve con la mirada, en especial en una primera parte calamitosa, produjo una sensación de déjà vu odiosa. Dybala giró sobre sí mismo como y cuando quiso, le fue concedido un latifundio, a Messi lo amordazaro­n táctica y físicament­e. Notó el número uno el aliento de sus marcadores, una jauría de lobos concentrad­a en una baldosa. Como saben hacer muy bien los italianos. Esa fue la diferencia. En tensión defensiva, se enfrentaro­n en Turín la mantequill­a con el acero. En ataque, la contundenc­ia también fue claramente local. El cóctel ideado por Allegri, mezcla imposible de prosa (Chiellini) y poesía (Dybala), no encontró una oposición a la altura ni en el tridente ni en nadie.

Transita el Barça por esta temporada alternando milagros con pesadillas, y en Turín compareció su versión translúcid­a, hecho un holograma, paseando sus nombres y poco más, contorsion­ado de un sistema a otro hasta convertirs­e en un chicle sin sabor, y no hay cosa peor en fútbol que la indefinici­ón.

La reacción llegó tras la segunda parte, pero fue tardía e insuficien­te. Esto es la Champions, una competició­n donde los estados contemplat­ivos se castigan con dureza.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain