La hora de la banca
Desde el verano del año pasado, las acciones de bancos de la zona euro, en media, se han revalorizado más del 60%. Aunque coticen un 20% por debajo del precio de hace dos años. ¿Qué ha pasado en la banca en estos dos últimos ejercicios para justificar tan marcadas oscilaciones de precios? ¿Cómo es posible explicar que lo que, para el mercado, valía 2 hace dos años, pasase a valer 1 hace un año y valga 1,6 hoy? ¿Tanto ha variado en tan corto tiempo su expectativa de generación de beneficios a largo plazo? La realidad es que, básicamente, en la mayor parte de los bancos, las cosas no han cambiado tanto. Hace un año ganaban más dinero que hace dos y, sin embargo, cotizaban a mitad de precio. Y este año no ganan mucho más que el anterior y cotizan muy por encima. Si la bolsa valorase los bancos por el último beneficio publicado, las oscilaciones en la cotización habrían sido mucho menores.
Pero, evidentemente, el mercado no actúa con dicha lógica. Ante situaciones de riesgo indeterminado, difícil de cuantificar, como las grandes incertidumbres macroeconómicas o políticas, la banca suele ver amplificadas las prevenciones que toma el mercado. Si algún sector productivo puede verse perjudicado, por algo (menor consumo en China, bajos precios del petróleo...), se da por hecho que, en todo caso, los bancos, que prestan dinero a todos, lo pasarán mal. Si, además, están radicados en la zona euro, las dudas sobre la continuidad de la moneda única que, a cada consulta electoral, plantean los euroescépticos, la volatilidad de la cotización de la banca se dispara.
Más allá del nerviosismo de los mercados, la realidad es que, transcurrida casi una década desde el estallido de la crisis financiera, la banca de la eurozona ha realizado un enorme ejercicio de saneamiento, con dotación de provisiones, retención de beneficios, ampliación de capital y reducción de costes operativos. Y que hoy, a pesar de operar todavía en un entorno de tipos excepcionalmente bajos, ya obtiene rentabilidades sobre el capital próximas al 10%. Si algún día, y ese día ya ha llegado en Estados Unidos, volvemos a tipos bajos, pero positivos, del 1%o2% a corto plazo, la rentabilidad mejorará notablemente. En la medida en la que el mercado asuma que el euro está para quedarse, y que algún día se volverá a pagar algo por el dinero, que los bancos sigan cotizando por debajo de su valor en libros se verá como una anomalía. Que se corregirá con el alza de sus cotizaciones. Y es bien posible que no haya que esperar a tener la completa certeza de que Le Pen no ganará en Francia para comprobarlo.
Las cotizaciones del sector subirán tras años de anomalías