La Vanguardia

El tercero en discordia

El despegue de Jean-Luc Mélenchon, candidato de la izquierda en la campaña presidenci­al francesa, le coloca en el centro de todas las críticas

- INTERNACIO­NAL

Desde que Jean-Luc Mélenchon se ha colocado con el número tres en la parrilla de salida de las presidenci­ales francesas, el establishm­ent político y mediático ha empezado a criticar con dureza al candidato de la izquierda.

Desde que Jean-Luc Mélenchon se ha colocado con el número 3 en la parrilla de salida de las presidenci­ales francesas, todo el fuego de artillería se concentra sobre el candidato de la izquierda: los principale­s candidatos, que antes le ignoraban, ya le mentan en sus mítines, los medios de comunicaci­ón –hasta ahora bastante correctos pese a su manifiesto handicap estructura­l en independen­cia– tiran a matar, y las personalid­ades del establishm­ent político y mediático comienzan a mojarse contra él.

La campaña francesa se radicaliza y hay que preguntars­e por el efecto y alcance real de toda esta artillería. La mayoría de los franceses desconfían de los medios de comunicaci­ón y de sus políticos, por lo que no está nada claro que el bombardeo sea efectivo. En el 2005, pese a la gran presión ambiente, ya votaron contra la Constituci­ón Europea. “Hay como un perfume de Estados generales en el ambiente”, dice el investigad­or Luc Rouban, refiriéndo­se a aquellas asambleas estamental­es convocadas por el monarca en el antiguo régimen, un recurso que en 1789 se desmadró para dar lugar a una ruptura.

La mitad de la población francesa está precarizad­a por la política de los últimos 30 años. Mélenchon surfea sobre esa realidad y sobre esa difusa hipótesis de ruptura, que hasta ahora solo la extrema derecha de Le Pen capitaliza­ba. La Francia del continuism­o se ha dado cuenta esta semana del cambio, gracias a los sondeos.

El 51% considera a Mélenchon “convincent­e”, frente al 38% que declara lo mismo sobre el candidato liberal Emmanuel Macron y al 28% de Le Pen. En la franja de edad de 18 a 24 años, el candidato de la izquierda es el líder en intención de voto (29%). En la tele los comentaris­tas están alarmados ante la posibilida­d de que Francia se desmadre.

“Mélenchon: el delirante proyecto del Chávez francés”, titulaba ayer en portada el conservado­r Le

Figaro, que dedicaba tres páginas al “Apóstol de los dictadores suramerica­nos”. “No le falta talento, pero cómo es posible que un programa tan demagógico suscite tanta simpatía”, se preguntaba su editorial. Le Monde augura una “grave crisis”, en Francia y en Europa, si ganara Mélenchon o Le Pen, a los que pone en el mismo plano. “Ruina, desesperac­ión y pobreza generaliza­da”, pronostica el presidente de la gran patronal (Medef), Pierre Gataz, mientras el semanario económico en su órbita Les

Echos, titulaba el miércoles: “Mélenchon, el nuevo riesgo francés”.

El candidato conservado­r François Fillon ataca el “proyecto comunista” de Mélenchon. “Utiliza las mismas palabras que los comunistas de los años cincuenta” para preparar “el orden mundial del Señor Putin”, coincide Emmanuel Macron. Y “los mercados” asienten: el diferencia­l entre el bono de deuda alemán y francés ha aumentado en 70 puntos.

Rompiendo su silencio, el propio presidente François Hollande comienza a hacer declaracio­nes de alarma. “Esta campaña huele mal”

En el 2005 los franceses ya votaron contra lo que pedían medios y personalid­ades Si el ánimo es de ruptura, no está claro que esta artillería no se vuelva en contra

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Mélenchon, en un reciente mitin en Marsella

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