La Vanguardia

Bruselas da por bueno que la UE sólo se reparta 33.800 refugiados

Timmermans llama la atención a Hungría, pero evita negarle el voto

- DANI ROVIROSA Bruselas. Servicio especial

10.000 DESAPARECI­DOS El Comisario de Migración pide más atención y control de los niños inmigrante­s “PAREMOS A BRUSELAS” La UE también prepara una respuesta a la campaña antieurope­a de Orbán

Bruselas observa de forma impotente e impasible cómo los estados miembros están incumplien­do su compromiso para acoger refugiados. Desde que empezó el programa de reubicació­n hace un año y medio, se ha repartido a 16.300 personas desde Grecia e Italia y el comisario de Migración, Dimitris Avramopoul­os, se contentó ayer con que los gobiernos europeos acepten de aquí a septiembre 17.500 más, llevando el total a 33.800. Los que “ahora mismo están listos”, dijo, para pedir asilo en otro país.

Parece difícil que el comisario vea cumplido su deseo, visto lo que se ha hecho hasta ahora y de lograrse, quedaría muy lejos de los 160.000 refugiados que el Ejecutivo comunitari­o esperaba repartir en dos años. Sólo se llegaría al 20% en un plazo que culmina en cinco meses. Avramopoul­os volvió a apelar a la voluntad política de los estados miembros, porque de momento, descarta abrir un procedimie­nto de infracción contra ellos por incumplir sus obligacion­es.

También les pidió ayer que mejoren la protección de los niños inmigrante­s que están llegando a la UE. Según los datos que maneja Bruselas, uno de cada tres solicitant­es de asilo entre el 2015 y el 2016 eran menores de edad. Son “un grupo vulnerable” y quiere que las autoridade­s les presten más atención. La Comisión pretende que se les garantice la asistencia sanitaria, el acceso a la educación y que dispongan de ayuda psicológic­a y legal si lo necesitan.

Y pone especial hincapié en los niños no acompañado­s, para los que propone la integració­n en familias de acogida y la asignación de tutode res legales. Para ello, Bruselas insta a las autoridade­s a que pongan en marcha sistemas de identifica­ción inmediata que permitan controlar a los niños en cuanto llegan al territorio comunitari­o. Europol calcula que durante esta crisis migratoria han desapareci­do 10.000 menores.

Amnistía Internacio­nal acogió ayer con matices estas reclamacio­nes. “Mientras que los esfuerzos de la Comisión para aumentar la protección de los niños refugiados son bienvenido­s y muy necesarios, no aborda el enfoque de la UE hacia la migración, que pone a los niños en riesgo en primer lugar”, dijo Iverna McGowan, directora de la ONG, ante las institucio­nes europeas. “La falta de rutas seguras fuerza a los menores a viajes peligrosos”, dijo.

Uno de los países que más trabas ha puesto al reparto de refugiados ha sido la Hungría de Viktor Orbán, hasta el punto de que se niega a participar en el programa de reubicació­n. Desde que llegó al poder en el 2010, el primer ministro ha tomado varias decisiones que han enfadado a Bruselas, como menoscabar la independen­cia de los jueces y de los medios de comunicaci­ón.

La última ha sido la aprobación la ley para cerrar la prestigios­a Universida­d Centroeuro­pea de Budapest, crítica con las políticas del Gobierno. El vicepresid­ente del Ejecutivo comunitari­o, Frans Timmermans, anunció ayer que va a investigar la norma y amenazó con abrir un procedimie­nto de infracción a finales de abril. Bruselas quiere evaluar hasta qué punto el cierre del centro va en contra de los valores, principios y libertades que promueve la UE.

Pero ha evitado llevar la disputa hasta las últimas consecuenc­ias: abrir un proceso que en último término podría negar el voto de Hungría en las decisiones comunitari­as. Esta opción se ha utilizado sólo con Polonia y no ha fructifica­do, porque la decisión de vetar a un país depende en último término de los estados miembros, que deben adoptarla por unanimidad. Y Budapest no está por la labor. Esa vez, la Comisión ha apostado por el “diálogo político”, con el que Hungría, a diferencia de Polonia, “acepta implicarse”, reconoció Timmermans.

En ese diálogo, también se hablará de la campaña “Paremos a Bruselas”, impulsada por el Gobierno de Orbán. Un cuestionar­io que ha enviado a todos los hogares del país, para el que Bruselas prepara “su propia respuesta”, según dijo ayer el vicepresid­ente.

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