Equilibrio de miedos
Del equilibrio de la fuerza en los tiempos de la guerra fría hemos pasado al equilibrio de los miedos. Son miedos que se traducen en desconfianza hacia el rival, el extranjero, el que no piensa o cree lo mismo que uno; desconfianza al otro en tanto que puede perturbar la propia seguridad.
No estoy hablando de la incertidumbre que vivimos los catalanes que desconocemos el calendario político sobre los acontecimientos de los próximos meses. Hay una ley sobre la transitoriedad que la conocen sólo seis personas y que se va a activar en menos de 48 horas sin debate alguno.
Me refiero a la incertidumbre que ha creado el Brexit en Gran Bretaña y en la Unión Europea, a las incógnitas sobre las próximas elecciones en Francia, a los atentados casi rutinarios de yihadistas en las calles de varias capitales europeas, al discurso contradictorio que sale desde la Casa Blanca.
No me dirán que no es inquietante que el portavoz del Gobierno americano, el tal Sean Spicer, dijera que alguien tan despreciable como Hitler no había utilizado armas químicas como lo acaba de hacer el presidente El Asad de Siria. Matizó esas declaraciones al darse cuenta de la barbaridad, la mentira, que había dicho y más tarde ha pedido disculpas. Las cámaras de gas de los campos nazis se pueden visitar en varios países de Europa central.
Donald Trump ordenó lanzar 59 misiles contra un aeródromo de Siria sin que nadie lo supiera con unas horas de anticipación. A los rusos se les comunicó cuando la operación estaba a punto de perpetrarse. El presidente de China, Xi Jinping, se encontraba de visita oficial en Estados Unidos y no hay constancia de que fuera consultado.
Casi paralelamente, Trump ha ordenado el acercamiento de un portaaviones y su flotilla de acompañamiento a las proximidades de las aguas jurisdiccionales de Corea del Norte. A la mañana siguiente se despachó con un tuit que parece extraído de un guión de película del Oeste. “Corea del Norte busca conflicto. Si China decide ayudarnos, esto sería fantástico. Si no, resolveremos el problema sin ellos. EE.UU.”. Cuando se envían flotas para resolver cuentas pendientes no hay que esperar nada bueno.
Japón ha añadido una flotilla a la expedición norteamericana que se dirige hacia Corea del Norte. El presidente Kim Jong Un nos tiene habituados con sus juegos de cohetes nucleares lanzados cada dos por tres a modo de experimento y de amenaza.
Hay un ambiente global cargado de electricidad y cualquier chispa puede provocar una explosión. Trump favorecía a El Asad en la campaña. Ahora dice que el futuro de Siria no puede contar con él.
Es una paradoja que el presidente que se presentó con un programa aislacionista, el de “America first”, se haya convertido en pocos meses en intervencionista sin contar con la complicidad de sus aliados. La respuesta de Rusia y China vendrá a su tiempo.
Hay un ambiente global cargado de electricidad y cualquier chispa puede provocar una explosión