Que un chiste no lo estropee
Ignatius Farray se consolida como el cómico más “realista” en la segunda entrega de ‘El fin de la comedia’
¿Se imaginan una comedia en la que sus creadores, cada vez que se les ocurre un chiste, lo eliminan de los guiones? Eso ocurre en El fin de la comedia, la serie creada y dirigida por Miguel Esteban y Raúl Navarro y protagonizada por Ignatius Farray (Tenerife, 1973), uno de los cómicos surgidos de los programas televisivos de stand up comedy, auténtica cantera de nuevos talentos. Farray ha regresado con una segunda tanda de esta comedia, disponible bajo demanda en Movistar+ y que Comedy Central emitirá también en junio, que rompe las fronteras entre realidad y ficción y en la que vuelve a autoparodiarse.
La serie narra en clave de humor la “cara B” de este singular cómico tinerfeño, que se afeitó la barba justo antes de estrenar los nuevos episodios. Si en la primera temporada el hilo conductor era el caso personal de Farray que debía ir a juicio para conseguir pasar mas tiempo con su hija, en la segunda entrega se verá inmerso en una crisis vital cuando le diagnostican una miocardiopatía hipertrófica que le obliga a cambiar radicalmente de vida. “Y al mismo tiempo, ya se juega también con el hecho de que he empezado a interpretarme a mí mismo en la ficción”, añade Farray.
Este cómico poco convencional se muestra reacio a definir su humor: “Sólo intento nadar, mantenerme a flote y hacerlo lo mejor posible mientras pasa el tiempo”. Explica que tanto él como Miguel Esteban y Raúl Navarro se autoimponen “respetar el realismo y la verosimilitud de las historias y de situaciones” y que en la serie “no hay nada inventado en el sentido de forzado”. El cómico asegura no haberse creado ningún personaje para El fin de la comedia. Allí reacciona como le pide el cuerpo, aunque reconoce que sus amigos le comentan que su personalidad sufre cambios cuando está fuera del escenario.
Lo que hoy día hace Farray ya lo inventó en cierta medida Woody Allen hace cuatro décadas: “A nosotros nos hace mucha ilusión participar en esta ya larga tradición de cómicos que llevan su vida a la pantalla”. El referente más actual es la serie Louie, escrita, dirigida, editada y producida por Louis CK. “Es evidente que es una inspiración para nosotros, pero también lo es Seinfeld y muchos otros”.
Pero si hay un cómico por el que Farray siente devoción es Richard Pryor, “mi héroe”, de quien afirma significó para el género del stand up
comedy lo que Elvis Presley a la música. “Lo que ocurre es que aquí no se le conoce en todas sus facetas, sino por las comedias de cine que nos llegaron, pero en el mundo del stand up
comedy hay un antes y un después de él”, afirma. En su opinión, nadie había llevado la comedia a un nivel tan personal e íntimo y a una exposición y vulnerabilidad como hizo Pryor. “Y de rebote eso nos influye porque nosotros también queremos hacer una serie que sea poco prefabricada, realista y a flor de piel. Respetando nuestras propias vivencias”.
Pryor decía que lo importante no es ser gracioso sino auténtico porque las risas tarde o temprano llegarán: “Para nosotros ese es el camino, respetar esa verosimilitud y esa autenticidad, no sacrificar una situación real por hacer simplemente un chiste”. Esa es su filosofía. No le gusta que se defina El fin de la comedia como una serie chistosa: “De hecho cada vez que se nos ocurría un chiste a la hora de escribir los guiones era lo primero que quitábamos”.
En una serie de este tipo son muy importantes los cameos. Especial ilusión le ha hecho a Farray haber podido contar con Iñaki Gabilondo “en la primera vez que salía en una ficción”, y con Andreu Buenafuente, “que nos ayudó en todo momento”. Para el cómico, lo interesante es que todos los que han participado lo han hecho entendiendo el código de ironía: “Se autoparodian a sí mismos, que es la gracia de la serie”. En esta segunda temporada también aparecen Natalia de Molina, Verónica Forqué, Ernesto Sevilla, Juan Cavestany, Joaquín Reyes y Miki Esparbé.
Para Farray, el humor en España está viviendo una edad de oro. “Creo que todo esto surgió cuando se pusierob de moda hace unos quince años programas de stand up comedy como El club de la comedia y Nuevos cómicos, que iniciaron una pequeña revolución. Luego vino La hora chanante, que fue como un rompehielos detrás del cual hemos ido mucha gente”.
Toda esta generación de cómicos “se ha ido colocando, un poco por inercia, en primera línea de la industria, trabajando en televisión y radio, o incluso llegando a ser estrellas de cine como Dani Rovira”. El cómico se muestra orgulloso de todos esos compañeros “que empezamos a actuar en bares de la manera más arrastrada y hemos acabado siendo la pieza principal de la que se nutre el mundo del espectáculo ahora mismo”.
El actor, que reivindica la figura de Richard Pryor, rompe la frontera entre realidad y ficción en la línea de ‘Louie’