Víctor García de Gomar
Miró se inspiraba en Vivaldi, pero Kaufmann no le hace ascos a Dire Straits
DIRECTOR ARTÍSTICO DEL PALAU
El director artístico del Palau de la Música, Víctor García de Gomar (41), ha ido recopilando a lo largo de los últimos tres años las preferencias musicales de los artistas. Más de un millar ha consultado, y el resultado sale ahora editado en libro.
Era sabido que a Manuel de Falla le iba
La niña de los peines,
pero no deja de ser chocante que entre tanto Orfeó Català
con La mort de l’escolà yla Missa Papae Marcelli de Palestrina, el autor
del Amor brujo escuchara Honolulu moon por The Revelers. La radiografía de los grandes maestros se dibuja también a través de sus preferencias musicales. Joan Miró, por ejemplo, era un fan de las
Sonatas para violín y clave de Bach interpretadas por Lars Freyden y Gustav Leonhardt, y de los Conciertos para violín de Vivaldi, que eran algo más que fuente de inspiración para él. Mientras que Piet Mondrian, por hablar de un artista coetáneo, era un loco del fox trot, y se decantaba por Mae West y la Orquesta de Paul Whiteman, o por Duke Ellington y la de Nat Gonella.
Son datos que se ha encargado de recopilar el director artístico adjunto del Palau de la Música, Víctor García de Gomar, y que salen a la luz en un libro titulado Y tú, ¿qué escuchas? La música preferida de los grandes artistas (Huygens). El autor ha consultado directamente a más de 1.200. Y en el caso de los ya desparecidos, ha contado con sus familiares, asistentes o agentes.
Plácido Domingo o Montserrat Caballé –la diva escoge como favoritos La valquiria cantada por Birgit Nilsson y La Sonnambula grabada por Maria Callas– son algunas de las personalidades del universo vocal que aparecen en la encuesta, así como Anna Netrebko –a quien le encantan Justin Bieber, Lady Gaga y Elton John– o Jonas Kaufmann, por citar a los más mediáticos. Este último confiesa que, a parte de su devoción por Wagner –El anillo del nibelungo dirigido por Karajan o
Parsifal por Knappertsbusch–, y aparte de una larga lista que incluye
La canción de la tierra de Mahler o
un clásico como es el Concierto de
cello de Elgar con Jacqueline du Pré, le encantan los Dire Straits y su
Money for nothing, y también Domenico Modugno y los Beatles.
“En una sociedad que expulsa la diferencia para intentar igualar a todo el mundo, este libro da voz a la singularidad. No hay ninguna lista igual”, dice el autor. El volumen sale esta semana en librerías y García de Gomar firmará ejemplares por Sant Jordi (stand del Liceu, 12 y 18 h).
El proyecto no debía ocuparle más de seis meses, pero al final han resultado ser tres años. La idea surgió a raíz de un artículo que el mismo director artístico del Palau publicó en la Revista Musical Catalana y en el que se refería a prescripciones de este tipo explicando las motivaciones de cada disco. “Ahí me di cuenta de que la lista por sí misma dice muchas cosas sin necesidad de justificaciones –indica–. Y como existen libros que de forma subjetiva conforman una guía con puntuación para cada disco, yo, que soy consumidor de estos productos, pensé que tenía sentido dar la palabra a los artistas. Que a partir de sus
‘Y TÚ, ¿QUÉ ESCUCHAS?’ Víctor García de Gomar recopila en un libro las preferencias de más de 1.200 artistas
preferencias surgiera una lista”.
Cada persona consultada debía escoger un mínimo de tres discos, pero los hubo que escogieron sólo uno –Arvo Pärt dice que a una isla desierta no se llevaría ningún disco, “disfrutaría del silencio”– y otros, como Barenboim o Louise Bourgeois, hicieron una lista larguísima. La heroína del arte feminista indicó, además, que en su caso o se publicaba todo o no se publicaba nada. Y bueno, entre este todo cabe citar un disco del sello Reprise con Charles Aznavour y la Orquesta de Paul Mauriat; el vinilo Fado de Amália Rodrigues, o un histórico como Sixteen Sultry Songs de Mae West. La fórmula del libro, esto es, un
setlist particular de conocidos artistas, es algo que se ha dado profusamente en el mundo del pop. Sin embargo, los artistas de la clásica, y sobre todo los grandes artistas visuales como estos a los que se ha tenido acceso aquí iban a la zaga en estos menesteres. El libro de García de Gomar, que funciona por orden alfabético y cuenta además con retratos que son ilustraciones del padre del autor, García Cros, tiene vocación de recopilación testamentaria de varias generaciones. De algún modo fija un nuevo canon de los mejores discos de la música clásica a la vez responde a la curiosidad del público aficionado y del propio mundo artístico: ¿qué grabaciones han sido las más señaladas y quién las ha destacado? “Es la Biblia para melómanos”, sostiene el compositor Joan Guinjoan. “Es una guía esencial para los melómanos y para los amantes de la música”, considera el artista Bill Viola.
Y ¿qué música le gusta a Bill Viola? El padre de los retablos digitales lo tiene muy claro: la Pasión según
san Mateo de Bach con Mark Padmore y Christian Gerhaher, y con la Filarmónica de Berlín dirigida por Rattle. O el Cantus in Memory Benjamin Britten de Arvo Pärt por la Orquesta de Stuttgart. Muy canónico.
Pero entre las curiosidades que se desprenden de las preferencias de artistas visuales se puede citar ese I’m Thru’ with love de Marilyn Monroe que David Hockney se llevaría a una isla desierta (junto a Wagner, Ravel, Mozart, Bartók, Stravinski .... ). O el tema Big yellow
taxi de Joni Mitchell que destaca Damien Hirst, a quien también le van los Stone Roses (I am the resurrection), amén de tooodas las grabaciones de los Beatles. Por otra parte, el artista chino Ai Wei Wei dice que ha regalado todos sus discos a los amigos –“no soy un gran amante de la música”– mientras que Jeff Koons, el de los objetos banales, es consecuente y apuesta por
Artpop de Lady Gaga o por Vogue de Madonna.
Rarezas aparte, si nos ceñimos a los cinco discos más votados por los más de 1.200 artistas consultados, el resultado sería el siguiente: Variaciones Goldberg de Bach por Glenn Gould (Sony); las Suites para cello de Bach por Pau Casals (Emi); Tristan e Isolda de Wagner por FischerDisckau y Furtwangler (Emi); las
Sinfonías núm. 5 y 7 de Beethoven por la Filarmónica de Viena y Kleiber (Deutsche Grammophon) y
Tosca de Puccini por Maria Callas y Giuseppe Di Stefano en la Scala, dirigidos por Victor de Sabata (Emi).
“Lo que más me ha sorprendido es ver que hay cosas muy uniformadas –comenta García de Gomar–, así como el hecho de que los músicos tienden más a señalar a sus fuentes antiguas más que a sus coetáneos. Es como si no se atrevieran a adular a su rival”.
También en las preferencias jazzísticas hay un canon: muchos citan
Kind of blue de Miles Davis. Y el propio Glenn Gould señala Conversations with myself de Bill Evans o –¡toma ya!– el disco Classical Barbra, de Barbra Streisand. Y un par de apuntes más: la estrella del violín Anne Sophie Mutter confiesa su debilidad por Man in the mirror de Michael Jackson, y Lang Lang, otro mediático, dice adorar a Callas y Caballé en Bellini, pero también la banda sonora de La guerra de las galaxias, de John Williams. Así son en realidad.