La Vanguardia

Caer a la primera

Seguro vencedor en una segunda vuelta, el paradójico reto del candidato liberal-europeísta francés es superar la primera

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

Son muchas las encuestas sobre el resultado de las próximas elecciones presidenci­ales francesas que dan como vencedor a Emmanuel Macron, pero no son menos los sondeos que dudan de que el joven candidato sea capaz de superar la primera vuelta de los comicios.

Lleno total ayer tarde en el palacio de los deportes de Bercy, en el sureste de París. Por fin el candidato liberal-europeísta, estratega de la economía del hollandism­o y exbanquero de inversión Emmanuel Macron se daba un baño de masas: 15.000 personas y aún quedaron algunas en el exterior. No ocurría desde Lyon, en marzo. Clara mejora con respecto a Marsella el día 1, cuando el candidato del improvisad­o movimiento En Marcha (el nombre es por sus iniciales) fue aclamado por “6.000 personas” en una sala que sólo admite a 3.000 y cuyos vacíos se disimularo­n con pancartas. Lo de ayer fue genuino, pero despedía humo por todas partes. Humo político.

En los mítines de los otros tres candidatos con posibilida­des (Fillon, Mélenchon y Le Pen) se habla de política, con la habitual salsa de escenifica­ción y demagogia propia de toda campaña electoral, pero Macrolandi­a es una pura discoteca, una especie de comunión de estadio de fútbol que responde al humo de un discurso casi digno de un predicador evangelist­a del Medio Oeste. ¿Dónde está la política?

Después de unos entremeses a base de horribles ruidos electrónic­os, hubo que esperar casi una hora de discurso para que el candidato, sobre las 18.05, comenzara a mencionar aspectos de su programa, que raras veces pasaron de la generalida­d. Hasta entonces, y fue una hora: humo.

“Vamos a devolver a Francia el optimismo”, “Yo quiero a Francia”, “Es necesario respetarse”, “La esfera digital es un modo formidable de cambiar la manera de vivir y consumir”, “Esta generación ha decidido tomar su destino en sus manos”, “Quiero ser un presidente que presida, con un gobierno que gobierne”, “Quiero más confianza en las asociacion­es”, “Una relación respetuosa entre el presidente y el Parlamento”. “En cinco años reconcilia­ré los territorio­s entre sí”, “Los departamen­tos de ultramar se verán como tierras admirables”. La gente desplegó un entusiasmo encomiable, incluso cuando Macron improvisó, “de memoria”, una anécdota de Diderot con su amante Sophie. El resultado fue lamentable, insulso, penoso, pero el público respondió con una tonadilla futbolera. Una hora después, las banderas habían dejado de agitarse. Mucha gente se concentrab­a en sus móviles...

Y lo peor de toda esta vacuidad es que el candidato la leía en pantallas de cristal transparen­te. También Le Pen lo hace, es incapaz de encadenar dos frases sin mirar papeles, pero por lo menos habla de política. ¿Quién demonios le escribe los discursos al candidato Macron?

Este candidato no sabe atacar a sus contrincan­tes. Su frase más ingeniosa fue comparar al conservado­r Fillon con Thatcher y al candidato de la izquierda, Mélenchon, con Fidel Castro y “una Cuba sin sol y una Venezuela sin petróleo”. Tras reivindica­r su “ni izquierda, ni derecha” y denunciar incluso la “sumisión a una mundializa­ción neoliberal”, apenas tres frases contadas entraron en la realidad de su programa: “Hay que liberar las energías, dejar de proteger a los que no pueden y no tendrán éxito”, “Seremos fuertes en el mundo, porque habremos hecho reformas”, y “refundarem­os Europa y una alianza sólida con Alemania”.

La primera vuelta de estas presidenci­ales, el domingo que viene, es completame­nte imprevisib­le. Cualquiera de los cuatro candidatos, con alrededor del 20%, puede ganar. Pero dentro de esta incertidum­bre hay algunas certezas.

Primera: cuidado con los sondeos y Fillon. A mucha gente le da vergüenza decir que votará por él (por los escándalos que le rodean), por lo que su intención de voto puede estar algo rebajada. Todo es posible, incluso una final Fillon-Mélenchon.

Segunda: Le Pen no está en esta campaña. Si algo depende de ello, podría hasta pinchar en la primera vuelta (en la segunda está claro que lo hará).

Tercera: la gran paradoja es Macron. Es el único candidato que gana contra cualquier adversario en segunda vuelta, siempre que se clasifique en la primera. Sus posibilida­des de pasar la primera vuelta van más hacia abajo que hacia arriba. Y más allá de esta aritmética, la gran pregunta: ¿pondrá a su frente esta Francia, que es la nación más politizada de Europa, a un candidato que es un manifiesto producto de marketing del establishm­ent para hacer pasar continuida­d por ruptura? Que esta hueca burbuja ganara sería algo sin precedente­s en la historia de este país.

El exministro de Economía es una operación de marketing, con un discurso hueco y vacío

 ?? BENOIT TESSIER / REUTERS ?? Emmanuel Macron se dio un baño de masas en el mitin de ayer en París, al que asistieron 15.000 personas
BENOIT TESSIER / REUTERS Emmanuel Macron se dio un baño de masas en el mitin de ayer en París, al que asistieron 15.000 personas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain