Recapitulemos
La posverdad supera siempre a la realidad hasta incluso confundirla. La paranoia de los nuevos líderes del mundo, con Trump a la cabeza, hace que surjan perseguidores y conspiradores entre los que han sido hasta ahora simples ciudadanos; la ansiedad social que genera la temida llegada de los robots al comprobar que no podremos ni hacer cumplir una de las tres leyes de robótica de Asimov: “Ningún robot causará daño a un ser humano o permitirá, con su inacción, que un ser humano resulte dañado”; el miedo a los terroristas, que matan, tensa la relación entre la seguridad y las libertades individuales; la visión unilateral del mundo de China, Corea del Norte, Irán, EE.UU. y Rusia ha desplazado la multilateralidad que habían edificado instituciones internacionales, como las Naciones Unidas, a simples artefactos del pasado. La aparición del fenómeno de las democracias amañadas para alterar el resultado de las elecciones, como en los partidos de fútbol o como ocurrió con la denuncia del partido demócrata por la intromisión de los servicios secretos rusos en la campaña norteamericana o el recuento manual en las elecciones holandesas por miedo a un sabotaje informático que alterara los resultados. Recapitulemos. Nos encontramos en un mundo vulnerable donde el feroz y temido león que gobernaba la sabana ha sido desplazado por los buitres.
El antídoto ante este fresco de pasiones primarias que gobierna el mundo lo podemos encontrar en los libros, ahora que el dragón volverá, susurrará a Sant Jordi para que se una a su causa, el próximo 23 de abril. Un libro que nos puede aliviar, dada su calidad literaria y espiritual, es Poema, de Rafael Argullol, un recorrido intelectual y emocional cuya elaboración ha durado y madurado durante tres años.
Poema desvela que el caos del mundo se encierra, también, en nuestro interior: “En nuestro cielo interior / vuelan a menudo pensamientos-buitre / que se alimentan de la carroña / amontonado por el odio y el resentimiento. / Si queremos vivir con dignidad / es imprescindible abatirlos...”. Argullol permite recapitular sobre un tiempo regido por el temor al presente y la angustia por el futuro: “¡Aún no ha sido escrito el libro más necesario!”. Y yo interpreto, al leer sus poemas de lo cotidiano, que este libro es cada uno de nosotros si tenemos la valentía de negarnos a defender las trincheras de los soberanos-buitres.