Percebes al poder
Ramón Espinar, dirigente madrileño de Podemos, es uno de los senadores más conocidos. Esta Semana Santa parece que descubrió Galicia y aumentó su popularidad. Sentado en una mesa bien repleta de pescados y mariscos, lanzó a las redes sociales un mensaje histórico: “Galicia ceive, mariscos baratísimos”. Califico como histórico el mensaje por dos razones: porque es la más novedosa aportación a las señas de identidad nacional de Galicia; porque al fin hay alguien, y nada menos que un senador, y nada menos que de Podemos, que considera baratos los precios de esos tesoros del mar, y porque es el punto de arranque de una nueva identificación de la izquierda española.
A nadie, desde Castelao a Beiras, se le había ocurrido establecer ninguna relación entre el nacionalismo gallego y el precio del centollo, de la nécora o del berberecho. A Espinar, sí, lo cual demuestra su extraordinaria sensibilidad ante la España plural, la singularidad de los pueblos y la legítima aspiración de autogobierno. Sin duda, la nación gallega es mucho más nación si el marisco resulta más asequible allí que en otros lugares de España; perdón, del Estado. Los gallegos le debemos agradecer que revitalice con ese argumento nuestro decaído sentimiento nacional. El marisco quizá sea nuestro único valor político cuyo reconocimiento está por encima de ideologías. Es, como ahora se dice y se certifica desde Podemos, nuestro valor más transversal. Propongo a los independentistas gallegos que sustituyan la estrella de su estelada por una centolla de las Rías.
Y me sumo a la aportación que se hizo en las redes sociales al ver cómo Podemos, al llegar a Galicia, no descubre injusticias sociales, sino marisco barato. Es la nueva izquierda, está claro. A partir del hallazgo de Espinar, el grito de “a las barricadas” debe ser sustituido por el más placentero de “a las mariscadas”. Decir “Galicia ceibe, a las barricadas” es incendiario. Provocaría el rechazo de las clases medias. No podría ser aceptado por una izquierda que, como Podemos, quiere cambiarlo todo, pero quemando sólo lo justo. Un “Galicia ceibe, a las mariscadas” es un eslogan que no podría rechazar ni Mariano Rajoy.