El 90% de los cables eléctricos en Barcelona ya están soterrados
Sants, el Poble Sec y los barrios más cercanos a Collserola son los últimos reductos de red aérea
Unas zapatillas unidas por los cordones cuelgan de un cable eléctrico. Hay quien dice que señala puntos de venta de droga, otros defienden que delimita el territorio de bandas... La escena se puede ver en las calles de prácticamente todas las ciudades del mundo. También en Barcelona, donde se pueden dejar colgando en algún punto de los más de 600 kilómetros de cableado eléctrico aéreo existentes según el último recuento.
La cifra puede parecer alta, pero los aficionados a colgar zapatillas de los cables –sea con la intención que sea– cada vez lo tienen más difícil. Los datos de Endesa concretan que en la capital catalana se contabilizan 7.212,6 kilómetros de red eléctrica subterránea frente a 607,6 km de red aérea, el 7,77% del total. La mayoría de los cables visibles son de baja tensión, los que hacen llegar la energía hasta los hogares desde las subestaciones. Su presencia se va reduciendo discretamente año tras año desde hace tres décadas.
No hay un plan concreto para erradicarlos por completo, se va haciendo sobre la marcha. El Ayuntamiento comunica a las compañías de servicios cada vez que va a abrir una zanja para hacer obras por si quieren aprovechar y esconder unos cuantos metros de cableado eléctrico. Fuentes municipales cifran en unos 300 euros cada metro soterrado. Es una tarea de hormiguita que con el paso del tiempo va escondiendo cables en cada reurbanización o actuación en la vía pública. Hoy en día, nueve de cada diez barceloneses ya reciben la electricidad en su edificio por vía subterránea. En la red de baja tensión el 10,71% de la red es aérea, 477,3 kilómetros frente a los 3.980 soterrados.
Encontrar cables en las calles de Ciutat Vella y en gran parte del Eixample es prácticamente imposible, todo un ejercicio de arqueología urbana ya que el soterramiento es casi total. En cambio, en Sants y el Poble Sec es más fácil dar con ellos al mirar hacia arriba. Los distritos en la falda de Collserola (Nou Barris, Sarrià-Sant Gervasi y Horta-Guinardó) son los que aún cuentan con más kilómetros de cables en la calle. Los postes de madera en las aceras –auténticos enemigos de las sillas de ruedas– son el indicador más claro de que quedan cables circulando por encima.
Aun así, el diez por ciento que aún queda visible no es lo que era antaño, apuntan desde la compañía eléctrica. En lugar de ir de palo en palo o zigzaguear de una fachada a otra sobre la calzada, cada vez más los cables de electricidad están grapados a las fachadas, mezclados con las crecientes madejas de fibra óptica, que ganan terreno de forma inversamente proporcional a la desaparición de los cables de electricidad. La fibra óptica tiene la consideración de suministro básico, igual que la luz, el agua y el gas, así que prevalece la instalación por encima de la estética y la alta demanda está provocando algunas aberraciones estéticas muy llamativas en fachadas de toda la ciudad.
Las compañías aprovechan cuando se hacen obras en la vía pública para soterrar
Las madejas de cables eléctricos se sustituyen por la fibra óptica en las fachadas
Si se siguieran motivos puramente técnicos, sería más fácil una reparación de un cable al aire libre que bajo tierra, por lo que el soterramiento de líneas eléctricas responde básicamente a la intención de hacer más agradable el paisaje urbano. También es cierto que al estar bajo tierra la red gana robustez y fiabilidad y se evitan los problemas que pueden provocar el viento u otros fenómenos meteorológicos adversos. La accesibilidad es otro de los elementos tenidos en cuenta para soterrar postes eléctricos. En las calles estrechas suponen una importante barrera arquitectónica que impide el paso de personas con movilidad reducida y carritos de bebés.
Fuera del entorno más urbano es donde se libra la gran batalla contra los cables de media y alta tensión. Los de media tensión son prácticamente invisibles en Barcelona. De los 3.214 kilómetros, sólo 58,8 son aéreos, el 1,83%. Todos ellos corresponden a las interconexiones eléctricas entre las subestaciones de Collblanc (l’Hospitalet), Penitents (Barcelona), Santa Coloma y Can Ruti (Badalona). Las torres eléctricas más grandes y de mayor impacto visual son las de alta tensión, las que transportan la energía desde las centrales generadoras. Aquí no hay zapatillas colgando de los cables. De los 147 kilómetros de cables de 400 kV que pasan por el término municipal de Barcelona, hay 77 subterráneos y 71,5 aéreos. Endesa tiene previsto invertir 4,5 millones durante los próximos tres años para seguir avanzando en la desaparición de los cables que cruzan la montaña. Un convenio firmado con el consorcio del parque natural de la Serra de Collserola prevé suprimir más de 20 kilómetros de cableado aéreo y soterrar siete más, además de eliminar siete centros de transformación que se encuentran en medio del paisaje natural. “Los trabajos, además, suponen un refuerzo de la fiabilidad de la infraestructura”, destacan desde Endesa. El desmantelamiento del cableado anunciado para los próximos años viene precedido de actuaciones espectaculares en los últimos meses que han llegado a requerir la ayuda de helicópteros para retirar las viejas instalaciones de puntos inaccesibles en medio del bosque.
Pese a los esfuerzos, hay puntos en los que actualmente se considera que es imposible suprimir el cableado por la dificultad que supone soterrarlo. La gestora de las líneas de alta tensión, Red Eléctrica de España (REE), justifica que “las líneas subterráneas son muy caras y no siempre es posible ejecutarlas por condicionantes técnicos”. En esas zonas, muy concretas, se está apostando por la sustitución de los grandes cables por un nuevo sistema de cables aislados y trenzados que reduce notablemente el impacto visual. La previsión es sustituir el 21% de la red aérea de Collserola por el nuevo sistema.
La situación en el área metropolitana es otro cantar. Fuera de Barcelona ciudad son pocas las líneas de media y alta tensión que están soterradas, aunque poco a poco se van ejecutando actuaciones que van en el mismo sentido que en Collserola, especialmente en las zonas más cercanas a la trama urbana de mayor densidad.
El soterramiento da mayor robustez a la red y hace más agradable el paisaje urbano
Las reparaciones son más rápidas si la instalación está al aire libre y no bajo tierra
Endesa prevé suprimir 20 kilómetros de cables en el parque natural y soterrar siete más
Algunas de las torres en medio de la sierra han tenido que ser retiradas en helicóptero