El entorno de Barcelona se refuerza con ocho subestaciones renovadas
En lugar de torres, Red Eléctrica centra sus actuaciones para los próximos años en la mejora de las subestaciones que hay en Barcelona y su entorno metropolitano. El soterramiento de las estaciones transformadoras de media tensión, igual que pasa con los cables, es un aspecto reclamado en el entorno urbano más denso. Fuera, pasa a un segundo plano.
La primera de las reformas planteadas en el plan de la compañía para el quinquenio 20152020 ya está ejecutada y entró en funcionamiento a finales del año pasado en Zona Universitària. La nueva subestación, que transforma de alta tensión a media, se ha construido bajo tierra, igual que se hará con otras tres: Cerdà, también en Barcelona, y Guixeres y TransBadalona, ambas en esta última ciudad. Las otras cuatro, al estar más alejadas de la trama urbana, seguirán al aire libre: Desvern (Sant Just), Santa Coloma de Gramenet, Can Jardí (Rubí) y Viladecans.
Los trabajos consistirán básicamente en una renovación por completo que permita reforzar la fiabilidad del sistema y “conectar subestaciones entre ellas”, según explica el delegado de la compañía en Catalunya, Lluís Pinós. Con la red estructurada como una malla, si una subestación falla, la suplen las otras y así se puede evitar que se produzca una situación como la del gran apagón del 2007. Todos los proyectos pendientes están en proceso de tramitación y, según Pinós, durante el próximo año se ejecutarán las obras.
El transporte de energía hasta las subestaciones del entorno de Barcelona tiene un eje fundamental: el de 220 kV que hay entre las subestaciones de Magraners (Lleida) y Begues (Barcelona). Tras la línea de muy alta tensión (MAT) puesta en marcha en Girona en el 2015, esta es la línea más importante de Catalunya. La nueva infraestructura sustituirá la actual, construida hace cuarenta años y que ha quedado anticuada. Con una inversión cercana a los 100 millones, el trazado de 184 kilómetros atraviesa alrededor de 40 municipios, cuyos ayuntamientos ya han dado el visto bueno al proyecto después de meses de negociación para alejar los cables de media tensión de núcleos urbanos que se han expandido durante las últimas cuatro décadas. Según Pinós, “el trazado cuenta con consenso, ahora sólo falta convertirlo en realidad”. La previsión sobre el papel es la de empezar los trabajos de construcción en verano del año que viene y finalizarlos en unos dos años y medio.